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PRIMARIAS SOCIALISTAS

"Con Felipe no hacían falta primarias"

La agrupación del barrio sevillano donde se crió González constituyó una plataforma de apoyo a Borrell

No los hay más entusiastas de Felipe, y si él no dirige el partido lo mismo da un candidato que otro. En la Agrupación de Bellavista, el barrio sevillano donde Felipe González pasó su niñez y parte de la juventud, los ánimos estaban dispersos. Los más veteranos, concentrados en un despacho diminuto atiborrado de fotos del ex secretario general, pasaron de puntillas sobre el duelo que se dirimía y se limitaron a conducir todas las conversaciones hacia su líder vitalicio. "Los dos son igual de buenos, sí, sí... pero como Felipe no nace uno cada siglo, es un fuera de serie. Mira, aquí está cuando vino a inaugurar la antigua sede", explicó Antonio, quien ante la insistente pregunta sobre el sentido de su voto contestó como de trámite que "lo mismo que Felipe". Los jóvenes, sin embargo, hicieron honor a su edad y aunque comparten con sus abuelos la veneración por González habían constituido una plataforma de respaldo a Borrell. Incluso lo hicieron saber a la prensa con un comunicado del que surgió el contraste: "La agrupación Felipe González apoya a Borrell". En una cosa coincidieron ambos sectores: "Con Felipe no hubieran hecho falta primarias".

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Si no fuera por los retratos de Pablo Iglesias y la infinidad de estampas de González, cualquiera diría que son unos comicios como tantos otros. A simple vista, no hay mucha diferencia: la urna, el menudeo de votantes, la cara de aburrimiento del presidente de la mesa, y los paseos del rondón de turno que pregunta a cada minuto cómo va la participación. Hasta hubo un octogenario militante que se apostó delante de la urna a primera hora para ser el primero en introducir la papeleta. En la puerta de la Casa del Pueblo de Bellavista, de 237 militantes, se teorizaba sobre el efecto de las primarias. "Es muy ilusionante y creemos que servirá para aumentar la militancia y la participación", reflexionó Carmen Fuentes, delegada del comité local, encargada. de vigilar la limpieza del proceso. José Gómez, el secretario general de la agrupación, se apresuró a adjuntar la otra parte del discurso oficial: "Salga uno u otro, ha ganado el partido".

El ambiente de la Agrupación Centro de Sevilla, a la que pertenecen, por ejemplo, Alfonso Guerra y Amparo Rubiales, era radicalmente distinto y la indiferencia respecto al candidato que rezumaba Bellavista se transmutó allí en frenesí electoral, porque, aunque de andar por casa, unos comicios son unos comicios, y tienen su competencia. En esta línea, Rubiales no disimuló sus preferencias y besaba a todo aquel que le decía que había votado por Almunia. La imagen de Pablo Iglesias vence por goleada a la de González, y un mural del yunque y el libro de la simbología socialista preside al trío de la mesa electoral (el presidente y dos vocales), quienes, además del resignado aburrimiento, reflejaban en sus rostros también un contenido mosqueo porque eran más de las dos de la tarde y los compañeros estaban alternado en el bar del local, del que sólo les separaba una mampara. Claro que no llegó al extremo de la constituida en la localidad de El Madroño, con sólo cuatro militantes. Tres de ellos formaron la mesa y tuvieron que sentarse a esperar a que votase el cuarto.

La comidilla en la Agrupación Centro era el voto de Guerra, sobre el que corrían varios rumores. El más repetido era el que ponía en su boca: "De lejos, parece mejor Borrell, pero de cerca son los dos igual de malos".

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