El fabricante de ordenadores holandés Tulip suspende pagos
Tulip, el mayor fabricante de ordenadores personales de Holanda y el único totalmente europeo que queda, se declaró ayer en suspensión de pagos. La compañía, que el año pasado registró pérdidas récord de más de 2.000 millones de pesetas, ha reconocido que no puede hacer frente a sus deudas. La noticia no ha cogido por sorpresa a los inversores, a la expectativa después de que días atrás se conociera que el presidente Franz Hetzenauer, un antiguo profesor de esquí, había vendido un importante porcentaje de sus acciones. Cuando el mes pasado Tulip presentó sus resultados quedó claro que estaba ya al límite. Aparecieron enormes pérdidas, que la empresa atribuyó al fiasco de su expansion en África y, sobre todo, al funcionamiento de la nueva y sofisticada fábrica de la localidad holandesa de Den Bosch, cuya calidad no terminaba de satisfacer a los clientes.
Ya entonces, Hetzenauer reconoció que si Tulip no empezaba a registrar beneficios este año la continuidad de la empresa estaba en peligro. Desde entonces, la compañía ha estado intentado alianzas estratégicas.
Los sindicatos reaccionaron con cautela ante la suspensión de pagos. Creen que los problemas financieros de Tulip son "temporales y superables", pero han alertado ya sobre la casi inevitable pérdida de puestos de trabajo. La compañía tiene 700 empleados, de los cuales 24 trabajan entre España y Portugal.
La suspensión de pagos de Tulip viene a confirmar las dificultades de los fabricantes de ordenadores personales en Europa. Hace tan sólo dos días, la alemana Siemens anunció que vendía su fábrica de ordenadores personales de Baviera a Acer, un competidor taiwanés. Los fabricantes europeos están sometidos a una fuerte presión de los gigantes estadounidenses como Compaq, Dell e IBM, que cada vez consiguen afianzarse más sólidamente en los mercados.
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