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Rafael Moneo reconoce como su primer revés el desplome de la escalera del Kursaal

El arquitecto afirma que no hay "una hipótesis incontestable" sobre el accidente

El arquitecto Rafael Moneo ha reconocido que el derrumbe de la escalera del cubo grande que forma parte del complejo del Kursaal que está construyendo en el centro de San Sebastián, junto a la playa de Gros, ha sido para él "un golpe muy serio, y es la primera vez que sufro un revés de este tipo". El estudio madrileño del prestigioso arquitecto fue ayer el escenario de una reunión destinada a establecer las conclusiones sobre las causas que han producido este percance, en la que se dieron cita los técnicos de la dirección facultativa, de las empresas constructoras y los peritos de la empresa aseguradora. El encuentro duró varias horas y, una vez finalizado, Rafael Moneo manifestó que aún no existe unanimidad en entender donde se ha producido el fallo, ya que "no hay una hipótesis incontestable".

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El diseñador de la obra más emblemática de la capital guipuzcoana -dos cubos de cristal traslúcido, simulando dos rocas, que se erigen en el punto en el que el río Urumea desemboca en el mar- no ocultó el disgusto que le ha causado el derrumbamiento de la escalera central del cubo mayor cuatro días después de haber sido desencofrada. El accidente, que ocurrió el domingo por la noche mientras la obra estaba parada, no causó desgracias personales pero ha generado una gran desazón en el arquitecto y en el amplio equipo de técnicos que controlan la compleja construcción. "Que esto ocurra en estos momentos en que la obra iba mereciendo un poco de apoyo y confianza de la gente de Donostia, con todo lo complicadas que son estas cosas, representa un obstáculo muy grande", declaró ayer Rafael Moneo en alusión implícita a las críticas, ya superadas, que el diseño abstracto de los edificios había despertado en el sector más conservador de la ciudad. El arquitecto incluso aludió a lo que "tiene de simbólico" este percance que ha interrumpido la buena marcha de la obra: "Es como esas arenas que, de repente, vuelven otra vez a removerse y lo que parecía tranquilo empieza otra vez a agitarse; esa es la sensación que se ha vivido", dijo. Precisamente tres días antes del accidente, Rafael Moneo y el alcalde donostiarra, Odón Elorza, habían festejado públicamente el inicio de una nueva etapa en la construcción del edificio al colocar la primera de las 10.000 piezas de vidrio traslúcido especial que será la fachada de los cubos. Los mensajes tranquilizadores que estos días han lanzado la corporación municipal de San Sebastián y la Diputación Foral, entidades que financian el proyecto, sobre la mínima repercusión que este percance iba a tener en relación con los costes y los plazos del final de la obra, tampoco han logrado menguar el disgusto del arquitecto navarro. El que fue profesor de Harvard y Premio Prikzer de Arquitectura admitía ayer que esta experiencia vivida esta semama le ha producido un gran malestar. "Créame, para mí este ha sido un golpe serio, serio serio. Al margen de las responsabilidades que puedan tocarme, es una experiencia bien amarga", confesó. Y a continuación realizó una reflexión de humildad, destinada a extraer factores positivos: a lo mejor ha sido "una jugada del destino para llamar la atención de que no se puede cantar victoria antes de tiempo; es posible que esto nos ayude a recuperar un nivel de exigencia y de cuidado que, quizás, habíamos perdido".

El estudio detallado de las causas que han producido el derrumbe de la impresionante escalera de hormigón (volada a gran altura en el zaguán del cubo que contiene el futuro auditorio de música) ha permitido situar el fallo en una de las soldaduras que van ancladas a las losas de hormigón y apoyadas a la estructura metálica lateral del edificio. En el, fallo de una de estas piezas, que habría arrastrado a las demás, es donde se sospecha que habría tenido origen el derrumbe, pero el arquitecto insistió ayer en que aún se están moviendo "en el terreno de las hipótesis". Las dudas persistían ayer a la hora de establecer si el fallo de estas piezas que se habían anclado en el hormigón se debía a un error de diseño o de fabricación de las mismas.

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