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PRIMARIAS SOCIALISTAS

Almunia afirma que González se fue para que el PSOE dejara de hablar en primera persona

Anabel Díez

Joaquín Almunia cerró su campaña como aspirante a candidato socialista a La Moncloa con un mitin en la Casa de Campo de Madrid en el que el calor de los principales dirigentes del partido tuvo que suplir la falta de público: las 2.000 personas que se esperaban se quedaron en la mitad. Almunia no habló de José Borrell en el mitin, pero sí lo hizo por la mañana, en un acto con mujeres socialistas, para aludir al excesivo personalismo que se achaca a su rival diciendo que González dejó su puesto al frente del PSOE precisamente para que en el partido se dejara de hablar "en primera persona".

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El aguijonazo de Almunia a José Borrell insistía en un defecto que se atribuye al ex ministro de Obras Públicas desde que comenzara esta campaña de primarias y que Borrell se apresura a negar siempre. En su reunión con mujeres socialistas Almunia dijo: "Felípe González no se ha ido sólo para hacer de mediador en Yugoslavia, sino para favorecer la renovación y que en el PSOE deje de hablarse en primera persona; yo quiero asumir una tarea colectiva". Almunia añadió que él sólo desea hablar "en primera persona del plural". Pero en el mitin final no hubo ataques, sino muchos aplausos y caras contentas a pesar de que al principio del acto los dirigentes de la Federación Socialista Madrileña no pudieron ocultar su disgusto al comprobar que de las 2.000 sillas que habían preparado en el pabellón de convenciones de la Casa de Campo no fueron ocupadas más de 1.000. De hecho, el acto empezó con cierto retraso por si llegaba más gente.

El disgusto se esfumó cuando hizo su aparición Felipe González procedente de Alemania y empezaron a pasar por el estrado el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono; el presidente de Andalucía, Manuel Chaves; la ex ministra de Cultura, Carmen Alborch; el secretario general de la FSM, Jaime Lissavetzky; la presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, Patrocinio de las Heras; y el rector de la Universidad Carlos III, Gregorio Peces Barba.

Con especial emoción se acogió la presencia de este último, que recordó su ausencia de la vida de partido, al menos en actos públicos, durante 12 años. "Como militante de base voy a votar a Joaquín Almunia, porque este proceso que él ha puesto en marcha supone una auténtica revolucíón en la vida política española, y sólo por eso debe ser el ganador", dijo. Y agregó: "Prefiero los talantes que iluminan a los que deslumbran". José Bono habló de la confianza que inspira Joaquín Almunia y lo bien que puede encarnar "la vocación de Gobierno" del PSOE. Manuel Chaves se refirió a Almunia como "hombre de Estado".

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Apoteosis de González

Pero, como suele ocurrir, el entusiasmo lo acaparó Felipe González. Apeló a sus recuerdos y se remontó a hace 25 años, cuando en Alemania conoció a dos jóvenes, Joaquín Almunia y Manuel Marín, actual vicepresidente de la Comisión Europea, acompañados por el entonces ya veterano socialista Francisco López del Real. González pidió a los dos jóvenes que se afiliaran al PSOE, algo que a lo largo de su vida no ha hecho más que con media docena de personas. "Y claro está que no me arrepiento", agregó. Siguió con tono distendido para confesar ante el auditorio que sentía "verdadera envidia" de Joaquín Almunia porque se le hubiera ocurrido hacer estas primarias y no a él, a pesar de que había estado 22 años al frente del partido. Desde luego, le vio como ganador y próximo candidato a la presidencia del Gobierno. "Que nadie crea que me voy a retirar, porque voy a hacer toda la campaña electoral que me pida Joaquín", avisó.

"Es urgente recuperar una mayoría social para nuestro partido, que sí tiene un proyecto de país; en España hay un Gobierno que carece de tal proyecto", prosiguió el ex secretario general.. Fue entonces cuando se refirió a las reuniones del vicepresidente del gobierno, Francisco Álvarez Cascos, con el abogado de José Amedo, para remachar que el actual Ejecutivo "está hipotecado".

Después glosó las virtudes de Almunia: "Tiene serenidad, capacidad de resistencia, es buen coordinador de equipos y sabe resistir con firmeza las tormentas". Por último, a pesar de que Joaquín Almunia "le parece mejor", aseguró que no le votaría e incluso no estaría en ese acto si no creyera que, sobre todo, "está en condiciones de gobernar".

El propio González presentó al protagonista del acto. Almunia, ya con la voz rota, empezó halagando a los militantes pero, sobre todo, se refirió a los ciudadanos. "A esos millones de progresistas a quienes tenemos que garantizar que somos capaces de defender los valores de la solidaridad y del progreso". Y, claro está, les pidió el voto.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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