Corte italiano en el Sant Jordi
El Kinder, favorito en un torneo sin triunfo de Italia desde el Milan de Meneghin
¿Se acuerdan de Meneghin? Los más jóvenes no habrán tenido la oportunidad de ver al roqueño y carismático pívot italiano a pesar de que se retiró a los 42 años y después de haberse enfrentado con todas las de la ley a su hijo Andrea. Desde mucho antes de que se despidiera el gran Dino -desde 1988, año en que ganó con el Milan-, Italia no levantaba cabeza. Ahora-vuelve a hacerlo. Y el Palau Sant Jordi es el escenario elegido. El pasado verano se proclamó en él subcampeona del Eurobasket. Y esta semana, de nuevo en el escenario de la montaña olímpica de Montjuic, tiene dos opciones a devolver a uno de sus equipos al máximo pedestal europeo. Los italianos cuentan con una doble representación, la del Benetton Treviso, que se medirá mañana en la segunda semifinal con el AEK Atenas, y la del Kinder Bolonia, que abrirá el torneo ante el Partizan de Belgrado. El Kinder ha hecho honor a los titulares que se ganó con la confección de su plantilla el pasado verano: es el dream team europeo. No le iría mal al baloncesto continental que alumbrara un campeón que hiciera honor a los pronósticos por su arsenal y por la marca registrada de su juego. Necesita referencias y grandes equipos un torneo que no ha salido ganando con el juego efectivo pero avaro y sin continuidad de sus últimos campeones
Messina
Dirige el Kinder el mismo técnico que llevó al subcampeonato europeo a la selección italiana, Ettore Messina. Ha sabido formar un bloque de una constelación de estrellas que costó más de 2.000 millones de pesetas. La lista empieza con el yugoslávo Danilovic y continúa con el francés Rigaudeau, el esloveno con pasaporte griego Nesterovic, el argentino Sconochini, los italianos Frossini, Abbio, Binelli y Morandotti, el británico Amaechi y un viejo conocido del Barça y del Madrid, el yugoslavo Savic. Un equipo de ensueño. El primer escollo del Kinder puede ser el más difícil. Tal vez la final anticipada. El Partizan de Belgrado posee el talento implícito de todos los equipos balcánicos. Su bloque es la antítesis del Kinder. No tiene estrellas de lujo, pero el talento de sus jugadores está muy bien administrado. Lazarevic, Brkic, Cubrilo, Lukovski, Tomasevic, Radosevic y Drobnjak son temibles.
La otra semifinal la disputarán el Benetton de Treviso y el AEK de Atenas. El equipo griego participa por vez primera en su historia en una final four. Es el invitado sorpresa del torneo aunque su técnico, el incombustible Yanis Yoannidis, vivirá por sexta ocasión un acontecimiento de este tipo, aunque, eso sí, nunca o ha ganado. El AEK, en el que juega como base el español José Lasa, se basa en la muñeca del yugoslavo nacionalizado griego Prelevic, la dirección del italiano Coldebella y los americanos Alexander y Anderson, éste llegado mediada la temporada, poco antes de que se despidiera del equipo el puertorriqueño Ramon Rivas, ahora en el Cáceres. El Benetton de Treviso, el equipo que dirige el ex técnico del Partizan, del Joventut y del Real Madrid, Zeljko Obradovic, basa su potencial en sus dos extranjeros, Henry Williams y Zeljko Rebraca, además de jugadores como Gracis, Pittis y Marconatto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.