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BALONCESTO FINAL FOUR

Valle de lágrimas español

Lasa, único representante en ausencia del Barça y de los equipos de la ACB

Robert Álvarez

Aíto rumia en su casa su retorno a los banquillos, la plantilla del Barcelona purga sus penas en Mallorca en una improvisada concentración para defenderse del previsible acoso del entorno, la nostalgia y el valle de lágrimas, y los prohombres del baloncesto español miran en su agenda qué día les toca acudir a una nueva sesión de terapia colectiva para desentrañar los males que asuelan a sus equipos. Esta semana toca final four, además en el Palau Sant Jordi, y por si fuera poco, la finalísima será el día de Sant Jordi. Y ni el Barça estará en la que iba a ser su cita con la historia -ganar en la emblemática instalación olímpica el único trofeo que le falta- ni ningún otro equipo español mantendrá viva la llama del baloncesto ACB, presente en todas las final four excepto en la primera, en 1988. En la máxima competición se ha consumado un desastre que no veían los equipos españoles desde 1983: no han tenido acceso siquiera a los cuartos de final de la Euroliga, ni en la Eurocopa ni en la Copa Korac. La única representación española en el Sant Jordi, organización y árbitros -Miguelo Betancor- al margen, será la de uno de los emigrantes que propiciaron -la ley Bosman. José Lasa, repudiado por el Real Madrid y tras un fugaz paso por León, fichó la pasada temporada por el AEK Atenas. Y su equipo se ha colado contra pronóstico en la gran fiesta del baloncesto europeo. Lasa no partía como titular de su equipo, pero fue uno de los héroes de la clasificación del AEK en cuartos de final a costa del Alba Berlín, con cuatro triples y una dirección perfecta que dio el triunfo a los suyos en la ciudad alemana. Lasa, un base grancanario de 25 años y 1,83 metros, va a centrar la atención del baloncesto español y tendrá ocasión de reivindicarse después de haberse labrado una carrera con muchas dificultades en su periplo madridista, en el que después de formarse en las categorías inferiores quedó siempre a la sombra de jugadores como Antúnez o Santos. El Real Madrid cayó ya en las liguillas de dieciseisavos de final, en las que sus nueve derrotas le dejaron en la quinta posición del grupo F por detrás del Benetton, el CSKA, el PAOK y el Estudiantes. El equipo del Maeztu tampoco tuvo mucha más suerte. En los octavos de final le tocó bailar con la más fea. El Kinder de Bolonia no perdonó.

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La caída del Barcelona fue en octavos de final. Forzó el tercer partido ante el CSKA, pero ahí se quedó. El equipo azulgrana ni siquiera pudo acercarse a la recta final del camino que debía llevarle al Palau Sant Jordi, y hoy relegado al séptimo puesto en la Liga ACB, inicia una concentración de cuatro días en Palma de Mallorca. "Se trata de hacer ambiente de equipo, ya que pocas veces han estado esta temporada los 12 juntos; de convivir y preparar también las eliminatorias. Creo que esto nos irá bien a todos para ganar la concentración que necesitamos", dijo ayer Su técnico, Joan Monte.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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