Solana, González y numerosos ex ministros respaldan a Almunia en un acto de su campaña
EI ex presidente Felipe González y el secretario general de la OTAN, Javier Solana, rodearon ayer a Joaquín Almunia en la presentación de su primera biografía en plena campaña de las primarias. González, en primera línea del auditorio, se limitó a vaticinar que tanto el secretario general del PSOE como José Borrell se verán "sobrados" para ganar al candidato del PP "sea [Alberto] Ruiz Gallardón o [José María] Aznar". El aval de Solana a Almunia fue inequívoco: prologó el libro y presentó a su "amigo del alma" como "un hombre completo% de "profundas convicciones" capaz de afrontar las reformas de los nuevos tiempos. Decenas de ex ministros y cuadros de gobiernos socialistas atestaban la librería que acogió el acto.
AImunia barre a José Borrell entre los componentes de los distintos gabinetes de Felipe González. Borrell no para de proclamarse, tan felipista como el que más, pero sus virtudes parecen menos apreciadas que las de Almunia entre sus ex compañeros de Consejo de Ministros, a juzgar por la concurrencia en el acto de ayer. Esta sensación, que ya se apreció durante la comparecencia de ambos ante la Fundación Alternativas en un hotel de Madrid, se ratificó ayer en una cita inundada de componentes simbólicos. Decenas de dirigentes socialistas, la mayoría cuadros cualificados de Gobiernos de González, se congregaron en la mañana de ayer entre los 160.000 títulos bibliográficos que albergan las remozadas estanterías de la histórica librería Fuentetaja. Allí, en esas protegidas paredes, se conocieron muchos de ellos en la transición y se han nutrido literaria e idelológicamente. Ahora es propieldad, además, de un destacado miembro del PSOE.
La convocatoria en Fuentetaja tenía por objeto presentar públicamente la primera biografía de Almunia, redactada por la periodista Mariló Suárez e ilustrada con una selección de fotografías inéditas del protagonista aportadas por su esposa Milagros Candela, Mila, que también acudió. Los secretos de Almunia, como se titula el libro, recibió todas las bendiciones.
El ex presidente Felipe González apenas habló y sus únicas declaraciones se dirigieron para atacar, en tono humorístico, al PP y a su presidente, José María Aznar: González vaticinó que tanto Almunia como Borrell se verán "sobrados" para vencer al candidato que salga de las primarias del PP, "sea Ruiz Gallardón o Aznar
Una generación de amigos
Solana recordó ya en serio que allí estaba una generación de amigos que había modernizado España bajo los mandatos de Felipe González. Y efectivamente en la sala, estrujados, estaban el comisario europeo Manuel Marín, el dirigente catalán Raimón Obiols, el ex presidente del Senado Juan José Laborda y los ex ministros Alfredo Pérez Rubalcaba, Juan Manuel Eguiagaray, Joan Lerma, Cristina Alberdi, Ángeles Amador, José Antonio Griñán, Claudio Aranzadi, Carmen Alborch, Pedro Solbes, Carlos Romero y Carlos Solchaga. El ex ministro socialista de Economía se presentó con Almu nia justo al día siguiente de que Borrell aludiese a él indirectamente como el prototipo de apoyos que le sorprendería recibir.
Solana, por su parte, felicitó a Almunia por la valentía y el coraje demostrado al promover estas primarias, ensalzó su vieja amistad y celebró su personalidad como la de una "estatua cincelada de convicciones profundas, que se puede adaptar a los tiempos cuando éstos requieren reformas y cambios". Solana completó el perfil apuntalando a Almunia como un "hombre completo y senci llo". Y culminó con dos recomendaciones: que apueste al máximo por la educación y que enarbole la bandera de España unida al destino de Europa.
Almunia, antes de englobar esas dos peticiones entre los cuatro principios básicos de su programa, que se completan con un nuevo Pacto Social y un reforzamiento de la actividad "política", quiso aclarar que no había querido ser "peyorativo" el día anterior cuando tachó a Borrell como un "jacobino irredento". Entiende que se trató de un esfuerzo por diferenciarle de su estilo, que él preconiza como el del "cambio tranquilo", con "propuestas y no ocurrencias" y sin "aventuras ni amnesias"
Almunia descubrió al final sus secretos: se considera un "político atípico, que no vive mareado ni por el vértigo ni por la erótica del poder".
Y confesó primero que no soporta la "incoherencia entre las palabras y los hechos" y luego el mejor consejo que le dio González: distinguir lo importante de lo accesorio.
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