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Tribuna
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Recuperar el orgullo de la gran transformación que impulsamos.

Josep Borrell

Querido compañero, querida companera. Me he presentado a las elecciones primarias para elegir el candidato de nuestro partido a la presidencia del Gobierno de España, porque no me resigno a que el PP gane las próximas elecciones generales. Me presento porque creo que las podemos ganar y para contribuir a que las ganemos.

La dulce derrota se fue haciendo amarga. Entre los juicios, el euro y la buena situación económica, se había instalado entre nosotros un conformismo resignado que daba por hecho que las próximas elecciones las ganaría el Partido Popular y después ya veríamos.

Pero después puede ser muy tarde. Me he presentado para que las elecciones primarias sirvan para romper, como ya está ocurriendo, con este fatalismo. Así nos lo exigen nuestros militantes y votantes. Si dejamos que el PP, apoyado en las derechas nacionalistas, gobierne ocho años, desmontarán pieza a pieza la obra política de los Gobiernos de Felipe González, a los que me honra haber pertenecido. Irán marcha atrás en el tiempo, retrocediendo en el camino de progreso económico, protección social y quilibrio territorial que empezamos en el 79 en los Auntamientos y en el 82 en el Gobierno de España.

No fue fácil la decisión de presentarme. No es fácil presentarse, no en contra, pero sí frene a un candidato que es el secretario general. Todos temíamos los riesgos de un debate abierto entre compañeros del partido. Algunos pensaban que el riesgo de debilitar nuestra unidad superaba las ventajas de una Mayor participación. Asumiendo esos riesgos, décidí presentarme porque creía que necesitábamos un revulsivo, un estímulo que nos permitiese girar la página de la corrupción y enfocar el futuro con nuevos proyectos y nuevas ilusiones.

Constato con enorme alegría que eso es lo que está ocurriendo. Este proceso ha devuelto la sonrisa a los socialistas. Nos ha movilizado. Los compañeros y compañeras acuden más que nunca a nuestros actos, públicos (y yo se lo agradezco mucho). Volvemos a hablar de política en el sentido más noble de la palabra. La afiliación aumenta y los ciudadanos nos miran con simpatía.

Gracias al dinamismo y a la ilusión que este proceso ha despertado, ahora creemos que podemos ganar.

Podemos ganar porque hemos sido los protagonistas de la primera revolución pacífica de nuestra historia. Debemos recuperar el orgullo de la gigantesca transformación que hemos impulsado en España. Y apoyándonos en este orgullo, podemos y debemos generar una nueva voluntad colectiva. Una nueva ambición de país, que nos permita afrontar con lucidez y solidaridad los problemas de mañana, que son distintos de los que ya resolvimos ayer. Podemos despertar al país del sonsonete monocorde y adormecedor del "España va bien", "España va bien"... Tras él se esconde un proceso que corroe las bases financieras de la Seguridad Social, destruye la progresividad fiscal, fomenta la desigualdad desde la escuela, permite que un grupo de amigos se apropien del patrimonio empresarial público, y hace mangas y capirotes de la estructura del Estado, sacrificando cualquier proyecto coherente y solidario para España.

Podemos ganar, porque el entusiasmo es contagioso. Se traslada desde nuestros militantes hacia los ciudadanos, hacia todos los que se reclaman de un proyecto de progreso, que se extiende desde el centro hasta la izquierda y desde la izquierda hasta el centro. Podemos ganar, porque podemos recuperar el voto de la gente de izquierdas que nos abandonó en el 96, que no nos perdonó los casos de corrupción que a todos nos abochornaron, o que no reconoció en algunos de nuestros mensajes a la izquierda que pretendemos representar.

Podemos ganar. Y para ello hay que introducir claramente en nuestro discurso político los nuevos objetivos del desarrollo sostenible, del reparto de las oportunidades de trabajar y no sólo de la renta producida, y de la igualdad entre hombres y mujeres. Ésas deben ser nuestras banderas de combate.

Podemos ganar, si conseguimos explicar y convencer a todos los españoles que el respeto a la diversidad cultural y lingüística de España no es una amenaza para nadie, sino la única base sólida de un país vertebrado por los principios de solidaridad entre todos los ciudadanos, independientemente de su lugar de residencia.

Un país capaz de conjugar los intereses particulares de cada Comunidad con el interés general de España. Un país en el que la defensa, de las identidades no se haga en detrimento de la voluntad de compartir un proyecto común, que reparta con equidad y eficacia los recursos naturales, los esfuerzos y los frutos del progresó.

Mientras tanto, la izquierda emerge de nuevo en Europa adaptándose a las características de cada país. Ayer. en Francia y en Gran Bretaña, mañana en Alemania. La izquierda nunca fue mayoritaria a la hora de construir Europa. Ahora podemos contribuir a evitar que el futuro de Europa lo decidan sólo el mercado y los tecnócratas. También me presento porque no nos basta la Europa monetaria y porque los socialistas queremos que, al mismo tiempo, se construya la unión política y la Europa social.

Desde que empezaron las elecciones primarias he visto aumentar el entusiasmo con el que más. y más compañeros y compañeras asisten a los actos públicos de mi candidatura. En ellos hablamos de los problemas que interesan a la gente, de las diferencias entre la izquierda y la derecha, que pasan por la diferencia entre los derechos (trabajo, educación, salud, vivienda, pensiones), que debemos garantizar con el esfuerzo solidario de todos, y las mercancías, que el mercado debe producir fomentando la competitividad. y las ventajas de la competencia. Queremos un mercado de mercancías y una sociedad de derechos, garantizados por el cumplimiento de los deberes.

Comprenderás, querido compañero y compañera, que no pueda exponerte en una carta todo lo que me gustaría discutir contigo sobre nuestro proyecto político y nuestra ambición de volver a ejercer el poder como palanca de transformación social. Y digo nuestro proyecto y nuestra ambición, porque no es éste un proyecto personal. Mi proyecto no es otro que el de nuestro partido, y mi programa será el que elaboremos entre todos.

Creo que puedo presumir con orgullo de ser un hombre del Partido Socialista. He militado en este partido en Madrid y en Cataluña durante la mitad de mi vida. He sido concejal y ministro. Durante-24 años he participado en la fundación de agrupaciones y he sido miembro de ejecutivas y comités, tanto en la FSM como en el PSC. Creo haber asumido con responsabilidad y entrega tareas difíciles. Me he enfrentado a los voceros de la derecha y a poderosos intereses para poder construir las bases fiscales de una sociedad más justa y las infraestructuras que impulsan el desarrollo equilibrado de nuestro país.

Con mis errores y mis aciertos a cuestas, me atrevo hoy a pedir tu confianza, porque creo estar en las mejores condiciones para ganar las elecciones a Aznar, a Cascos, a Rato... y para gobernar este país. Creo honestamente que tenemos más probabilidades de ganar las próximás elecciones con una candidatura capaz de recoger el voto de la mayoría de progreso, aliando el rigor y el realismo con una ambición de país capaz de recibir un apoyo social mayoritario. Creo que seré también capaz de gobernar con eficacia, aplicando los programas de nuestro partido.

No creo que el secretario general tenga que ser, necesaria y automáticamente, el candidato a la presidencia del Gobierno. Si así. fuera, ¿para qué estaríamos convocando elecciones primarias? Una elección democrática entre dos compañeros sólo tiene sentido si se acepta por principio que cualquier resultado es igualmente bueno para el partido.

Te pido que ejerzas tu voto, como estoy seguro que harás, con total libertad y responsabilidad. Estamos ante una decisión que puede ser muy importante, porque de ella depende el resultado de las próximas elecciones. Por ello te pido, no sólo tu confianza, sino sobre todo que transmitas con tu voto la opinión de los ciudadanos con los que convives. La opinión de los que no votan en estas primarias pero que sí lo hacen en las elecciones generales, y son los que, de verdad, deciden quién es el presidente del Gobierno.

Compañeros y companeras, las primarias son como una gigantésca encuesta. La mayor que se haya hecho nunca. Vosotros sois los encuestadores. Preguntad a vuestros amigos y vecinos, en el trabajo, la calle y el aula. ¿Quién puede conseguir más votos para ganar al PP? Tú decides. Porque a mí me honraría mucho ganar estás primarias, pero quiero, sobre todo, que el PSOE gane las próximas elecciones, generales.

Me he presentado ante vosotros, ofreciendo lo que pueda aportar de honestidad, eficacia, capacidad de convencer, de ilusionar, de sumar y de representaros. Vosotros tenéis la palabra. Y vuestra decisión será la buena.

Me gustaría, sobre todo, ser capaz de impulsar una nueva dimension ética de la política y, más aún, de la convivencia. Pensar en el futuro y en las personas. Respetar la palabra y cumplir los compromisos. Poner el mismo empeño, en hacer efectivo el derecho al trabajo que en cumplir los criterios de Maastricht. Impulsar un nuevo pacto de igualdad entre hombres y mujeres. Hacer de la educación no sólo un derecho, sino un deber de todos con todos. Explicar, frente a la derecha que sólo piensa en liberalizar, desregular, privatizar y desfiscalizar, que la humanidad ha progresado dotándose de reglas, que además de competir hay que cooperar, que no hay pensiones sin impuestos y que lo público es, a veces, mejor que lo privado.

Me despido ya. Sólo quiero que sepas que, si me das tu confianza, trabajaré en estrecha colaboración con todos los responsables políticos de nuestro partido y que trabajaré junto a Joaquín Almunia para llevar entre todos al PSOE a la victoria

electoral. Y si es él quien recibe vuestro apoyo mayoritario, yo seré su más firme punta

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