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Las previsiones de crecimiento desencadenan un duro enfrentamiento entre Japón y el FMI

ENVIADO ESPECIAL El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha tropezado con la oposición abierta de los dirigentes de una gran potencia económica, que es además una de las voces importantes de la propia institución, Japón. Ayer, las autoridades niponas criticaron con dureza la previsión del Fondo de que la economía japonesa tendrá un crecimiento cero este año, con lo que el debate económico enfatiza su componente político. El FMI replicó que su previsión cambiará si Japón afronta "reformas profundas en su estructura económica y financiera".

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El secretario estadounidense del Tesoro, Robert Rubin, también se sumó al debate al aplazar su valoración sobre el programa de estímulo fiscal y económico del gobierno japonés, hasta "conocer los detalles".Ayer por la mañana el director general del FMI, Michel Camdessus, acudió a la habitual rueda de prensa previa a la reunión de primavera del Comité Interino del FMI, que se celebra mañana en Washington, con las declaraciones del ministro japonés de Finanzas, Hikaru Matsunaga aún calientes.

Nada más conocer el diagnóstico del Fondo sobre un crecimiento cero en Japón para este año, Matsunaga declaró: "Me cuesta comprender las preocupaciones del FMI sobre la estabilidad del sistema financiero japonés", añadiendo que "el sistema financiero se ha estabilizado considerablemente". Las previsiones del Gobierno japonés para este año contemplan un crecimiento del 1,9%. Matsunaga confirmó finalmente su asistencia a la reunión que hoy celebran en Washington los ministros de Economía y Finanzas de los Siete (G-7) países más industrializados del mundo, que estará centrada en las perspectivas de recuperación de Japón.

La segunda economía mundial no cesa de dar disgustos. Ayer se conoció que el número de quiebras sobrepasó las 17.400 en 1997, un 17,4% más que en el año anterior. Las pérdidas por bancarrotas superan los 18,1 billones de pesetas y han destruido 45.000 empleos.

Receta de Camdessus

Al ser preguntado sobre su opinión sobre la reacción japonesa, Camdessus, que afirmó no conocerla a pesar de haberse producido más de ocho horas antes, emplazó a las autoridades japonesas para la discusión del tema durante estos días, en el marco del FMI y el G-7 "Hemos dado nuestra apreciación profesional y nos encantaría equivocamos y encontrar en el paquete de estímulos del Gobierno japonés los elementos para rectificar nuestras previsiones. Contemplo con agrado la posibilidad de debatir con él [Matsunaga] y sus colegas ese paquete".Acto seguido, Camdessus reiteró las conocidas recetas del FMI: "Los problemas básicos de Japón tienen mucho que ver con su estructura económica básica, más allá de los programas a corto plazo. Se refieren al sistema bancario, al funcionamiento de su mercado inmobiliario y a la necesidad de reformas fiscales". Rubin abundó en la misma línea y aseguró que la discusión no se refiere "sólo a 1998 sino a cuál será la situación fiscal y presupuestaria en l999".

De hecho, uno de los ejes de las diferencias que separan a Japón del FMI y Estados Unidos es la exigencia de estos últimos de saneamiento del sistema financiero japonés, lo que implicaría la desaparición de importantes entidades y grupos bancarios de ese país, afectados por los créditos insolventes de los países asiáticos en crisis y por los malogrados préstamos con los que se financió la burbuja inmobiliaria de los años 80. Las autoridades japonesas se oponen a esta depuración de su sistema financiero.

De hecho, este planteamiento del FMI y de EE UU también ha recibido críticas, entre ellas algunas de economistas norteamericanos, que han recordado que no se planteó nada parecido durante la crisis de la deuda externa de principios de los años 80, que colocó al borde del abismo a importantes bancos norteamericanos, o cuando el Tesoro compensó su déficit comercial con altos tipos de interés.

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