El tiempo
La aparición de varias noticias en portada de algunos diarios y su inclusión en distintos informativos de televisión sobre el tiempo en esta Semana Santa me sugieren una pequeña reflexión sobre el poder de la información.Parece que dicha información es criticada por su falta de oportunidad, pues dañan los intereses del negocio hostelero en algunas de nuestras costas, de donde se deduce que, o bien no es oportuna dicha información (luego debe reservarse), o bien su objetividad es contraria a ciertos principios económicos ineludibles. Sus efectos son, en cierto modo, antipatrióticos.
Se me ocurre que, tal y como están las cosas en el mundo de la información, es precisamente el informe del tiempo la "única verdad objetiva y no manipulable'' que queda a nuestro alcance, "al Pasa a la página siguiente Viene de la página anterior no existir la noticia verdaderamente objetiva", según la conferencia de Umberto Eco Sobre la prensa, durante unos seminarios organizados por el Senado italiano en 1995.
Pienso que aquellos que aún consideramos el periodismo como un espacio de comprensión de la realidad y no un mero espejo de manipulación interesado y de cohabitación de intereses poco confesables deberíamos romper una lanza en favor de los hombres del tiempo, los únicos, al parecer, que, a riesgo de equivocarse, tratan de mantener el concepto de "servicio público" a la altura de una cierta dignidad más allá de las nubes de la ambigüedad calculada y la inconcreción del "todo vale".
Rompo mi lanza en nombre de ellos, sus barómetros, milibares y demás señales de que el mundo -entendido en su más física y saludable extensión- es el que es, a pesar de otros intereses que terminarán por achatarlo por los polos de una vez por, todas si alguien no se lo impide.
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