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Entrevista:Elías Yanes | idente de la Conferencia Episcopal Española

"La corrupción persigue a todos, también al PP"

El arzobispo de Zaragoza, Elías Yanes, de 69 años, ha cruzado ya el ecuador de su mandato como presidente de la Conferencia Episcopal. Tímido y poco amigo de protagonismos, se reconoce incapaz de hacerse una autocrítica.Pregunta. Nosotros recordamos, el documento del Vaticano sobre la actuación de los cristianos en el nazismo, no ha gustado a los judíos. Se le tacha de tibio.

Respuesta. A mí me parece excelente. Es objetivo en los datos, ponderado en los juicios, abierto al diálogo... Algunos críticos sólo demuestran que no lo han leído.

P. ¿Cuál es su opinión sobre los silencios de la Iglesia alemana y la actuación de Pío XII?

R. Precisamente, el documento enumera intervenciones públicas de obispos alemanes que condenaron, con toda energía, el racismo. En cuanto a Pío XII, hay datos elocuentes que se olvidan. Cuando era secretario de Estado del Vaticano colaboró con Pío XI en la redacción de una encíclica en la que se condenaba solemnemente el nazismo, pero que provocó un endurecimiento de la persecución. Esta experiencia le indujo a luchar contra él por vías diplomáticas y otras formas de gestión y ayuda. Pío XII era consciente de que un documento suyo contra el sistema de Hitler le habría ganado las simpatías del mundo libre, pero él no podía, en conciencia, buscar su prestigio a costa de daños muy graves, como represalia, a un gran número de personas. Nosotros recordamosprueba, con testimonios directos, que fueron muchos los judíos que salvaron la vida gracias a las gestiones del Papa. P. La Iglesia católica, su jerarquía, es experta en silencios... Y a veces resultan cómplices de situaciones injustas. ¿No le produjo un impacto, una reflexión personal, la imagen del cardenal de Santiago de Chile dando la comunión a Augusto Pinochet?

R. Yo no conozco bien la historia de Chile, ni la de Argentina. Emitir juicios me resultaría difícil. Son asuntos muy complejos. Pero la Iglesia de América Latina es una iglesia comprometida y sus obispos han elaborado numerosos documentos sobre la problemática de sus países.

P. Por otra parte, se siguen beatificando mártires de la Cruzada. En mayo, creo, varias monjas de la Visitación. Eso no parece muy compatible con la reconciliación y mucho menos con la idea del obispo catalán Carreras de que la Iglesia pida perdón por su actitud en la guerra civil, ¿no?

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R. Esos mártires a los que se refiere son personas que han dado su vida por servir a su fe y perdonando a quienes les asesinaron. Además, la Iglesia habría podido beatificar a muchísimos más, a unos 5.000 según los datos que tenemos, y sólo de sacerdotes y religiosos. Con su beatificación, la Iglesia únicamente propone un ejemplo de conducta cristiana que le parece. ejemplar.

P. Pero eso puede ser visto como una actitud de agitación, de querer remover las viejas heridas. No parece muy cristiano.

R. Será agitación si hay alguien que lo agita por determinadas razones, y no precisamente desde la Iglesia. Creo que no hay mayor ejemplo de reconciliación que el que dieron aquellas personas que murieron perdonando a sus asesinos. Lo malo es que hubo quienes las asesinaron.

P. Entonces, de pedir perdón..., nada.

R. Esa es una cuestión distinta.. La problemática de la guerra es muy compleja y hay que analizarla desde puntos de vista muchas veces contrapuestos.

P. ¿No ve la necesidad de hacer ese gesto?

R. Mentiría si le dijera que me parece una buena idea.

P. Supongo que tampoco comparte la sensación de que, después de la transición, la Iglesia española se ha instalado en una atonía conservadora.

R. No estoy de acuerdo ni con lo de atonía ni con lo de conservadora. Se ha producido una profunda renovación espiritual y pastoral, aunque en ocasiones esto se haya hecho de forma un tanto traumática. Pero esos procesos están en marcha.

P. Se dice que de esa imagen es usted su máximo exponente.

R. No tengo conciencia de que mi actuación se corresponda con ese cliché. He soportado las clasificaciones más contradictorias aunque nunca haya cambiado de posición. ¡Qué le vamos a hacer! No me preocupa demasiado. Lo que sí creo es que en la Iglesia española han ido desapareciendo los protagonismos de los extremistas, porque en las épocas de crisis suelen triunfar los extremistas y los moderados quedan relegados. Algo de esto ha ocurrido en la transición. Ahora vivimos una etapa de profundización pastoral y teológica. Pero, claro, eso no es espectacular.

P. Para algunos también ha defraudado José Sánchez, su portavoz y secretario de la Conferencia, que dicen que no ha mostrado el progresismo que se le atribuía.

R. Me pregunto en qué consistían esas expectativas y dónde está el motivo para la decepción. Creo que, al margen de personalismos, que no tienen mucho sentido, la Iglesia española es consciente de sus limitaciones y deficiencias, pero vive una etapa de gran esperanza no sólo fundamentada en el presente, sino en sus expectativas de futuro. En cualquier caso, de Sánchez no puedo sino valorar su trabajo con una altísima nota. Los dos somos, ante todo, coherentes con nuestras posiciones y tratamos de mantener una actitud integradora. Aunque eso no significa caer en la incoherencia con el proyecto de la Conferencia.

P. Hay quien asegura que en los temas delicados, como el de la Cope o las relaciones con la Iglesia de Cataluña, es Sánchez quien corta el bacalao. R. De la Cope no quiero hablar. En cuanto a lo otro, Sánchez es el portavoz de la Conferencia y es natural que su voz se escuche más. Cuando él se pronuncia sobre algo, yo no siento la necesidad de pronunciarme.

P. ¿Le preocupa que el recién estrenado cardenal Rouco haga sentir su influencia en la próxima elección del sustituto de Sánchez? También tiene fama de conservador, de mantener buenas relaciones con el nuncio Kadar, el hombre del Papa en Madrid.

R. No me preocupa porque no creo que los obispos estén ahora pensando en eso. Las elecciones en la asamblea plenaria se resolverán sobre la marcha. Rouco me merece respeto y admiración. No se le conoce lo suficientemente bien, pero dará muchas sorpresas a pesar de los sambenitos que le han colgado.

P. Es difícil saber a qué se dedica Kadar. Se dice que tiene una especial afición por meterse en la cocina.

R. Todo lo contrario. A mí y al secretario de la Conferencia nos pide con mucha frecuencia nuestro parecer y siempre se muestra deseoso de colaborar al máximo, pero sin interferir. Cualquier suspicacia o sospecha en esa dirección es errónea o malintencionada.

P. ¿También es malintencionado intuir que las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno no son todo lo buenas que esperaba? Cuando visitó a José María Aznar, en junio de 1996, usted dijo que le había encontrado más receptivo que a Felipe González. ¿Le ha defraudado después?

R. Las relaciones no son malas, en el sentido de que ellos son accesibles. Pero no voy a negar que hay cierta decepción, una preocupación seria: el problema de la enseñanza de la religión sigue sin solucionarse. Desgraciadamente, este asunto está igual que antes, que con el PSOE, y yo tengo que expresar mi disgusto. Sin duda que habrá dificultades políticas, razones de peso, desde el punto de vista del Gobierno. Yo siempre he mantenido la esperanza de alcanzar un acuerdo; que, igual que se logran entendimientos con los vascos y los catalanes, no habría dificultades en esta cuestión, que para nosotros es muy importante y que tendría que serlo también para el Gobierno porque tiene una relación directa con la formación de la juventud.

P. Es curioso que tengan dificultades con un Gobierno de la derecha.

R. Bueno, no sé si ellos van mucho a misa o no. El PP no es un partido católico porque hay en él muchas corrientes, aunque la mayoría lo sean. En definitiva, creo que el Gobierno no puede, no debe, seguir ignorando el problema de la enseñanza religiosa, un factor positivo en la formación de la persona. Lo grave es que, por peleas internas o por malentendidos políticos, el tema no se desbloquea. Si es por una cierta estrategia de ambigüedad calculada, sería muy triste. Precisamente, ahora. Porque el Gobierno socialista se quedó a medio camino, pero también hizo muchas cosas. No se puede decir, porque no sería justo, que fue negativo todo lo que hizo.

P. ¡Estaría bueno que echaran de menos a los socialistas!

R. Sí, estaría bueno.

P. Luego, está la financiación de la Iglesia en el nuevo sistema tributario. ¿Le preocupa que algunos católicos dejen de poner la crucecita en su lugar? R. Es una cuestión importantísima. Tratamos de hacer un esfuerzo, aunque ya existe una colaboración abierta de los fieles. Pero es muy desigual, la verdad, según las diócesis.

P. ¿Pero crece también en el bolsillo?

R. En mi diócesis, al menos, sí que irá a más... Pero hay que reconocer que va a ser un proceso muy lento. También será decisivo que la regulación legal sea clara y satisfactoria y se apliquen las normas concertadas con el Estado.

P. ¿Contempla la posibilidad de que los últimos conflictos de la Cope puedan influir en la negativa de algún grupo de católicos a financiar a la Iglesia?

R. No sé si van a influir o no. Siempre hay gente que si oye un programa y no le gusta lo traduce en eso. Aunque hay que decir, con toda claridad, que el dinero que se obtenga de la asignación tributaria no va a la Cope. Ahora, si es por molestar o crear dificultades, allá cada uno con su conciencia.

P. Como ciudadano, ¿vota?

R. Sí, aunque a veces me tienta el no hacerlo.

P. ¿Cree que España va bien?

R. Lo que voy a decir no quisiera que se interpretara como un análisis político. Parece que en el campo económico se ha dado un avance importante, pero para mí sigue siendo preocupante el paro. Y, desde luego, en el ámbito de la educación y la familia se tendrían que hacer más cosas. España ha dado un gran paso de la época anterior a la democracia, pero queda mucho camino por recorrer, sobre todo en la educación, en la que percibo situaciones desalentadoras para los educadores de la enseñanza pública y de la privada. Sin el apoyo a los educadores, no hay sistema que pueda funcionar. Este problema es prioritario.

P. ¿Cree que debería ser también prioritario para el Gobierno controlar los casos de corrupción en su partido? ¿Le parece inevitable que le pueda suceder lo que al PSOE?

R. Todos los Gobiernos deben hacer un esfuerzo máximo para tomar todas las medidas legales disciplinarias y organizativas a su alcance para prevenir eficazmente la tentación de la corrupción. La corrupción es la gran lacra que hoy persigue a todas las fuerzas políticas. También al PP. La sociedad moderna ha multiplicado las posibilidades de corrupción hasta el infinito.

P. Entonces, ¿cree que el PP tiene motivos para preocuparse?

R. Creo que sí. Igual que en su día los debió de tener el PSOE. Toda persona que tiene un puesto de responsabilidad y poder para influir en la sociedad está siempre en el riesgo, sea del partido que sea, de poder abusar de su poder para utilizar los recursos públicos en su provecho o en el del partido. Mientras no se resuelva el problema de la financiación de los partidos, el camino de la corrupción, al menos uno de los más importantes, seguirá abierto para quien quiera recorrerlo. El PP y su Gobierno deben estar preocupados. Y vigilantes.

P. Ahora que habla de vigilar... ¿Comprende el proceso de la Iglesia catalana? A veces, los desencuentros son notables, ¿no?

R. No veo que haya desencuentro y las relaciones no tienen por qué ser problemáticas. Es cierto que en algunos temas tenemos sensibilidades diferentes. Hay sectores de la Iglesia catalana en los que existe una importante presencia nacionalista que plantea unos retos y unas dificultades que no tenemos los obispos de otras diócesis. Por eso no es justo, ni prudente, que quienes no tenemos esos problemas, esa presión nacionalista, nos lancemos a hacer juicios de valor tajantes o apresurados.

P. No sé si resulta igual de complicado entender y entenderse con la Iglesia vasca. ¿Usted cree que es ambigua respecto al terrorismo?

R. No, en absoluto. Ahí están las declaraciones y los documentos de sus obispos, tajantes siempre contra el terrorismo. Otra cosa son declaraciones que se podrán o no comprender o compartir. Pero siempre son cuestiones de matiz.

P. ¿Es una cuestión de matiz la apuesta de Setién por un diálogo con ETA aun cuando siga matando?

R. Él ha hablado de diálogo, no de negociación. Y esa posición la comparten muchas personas. Incluso gente que luego le critica. Pero nadie puede decir que Setién no esté abiertamente en contra del terrorismo. El no es ambiguo.

P. ¿Usted puede suponer las razones por las que ETA todavía no ha asesinado a ningún sacerdote?

R. No lo sé. Quizá haya alguna explicación. Quizá no lo hagan porque piensen que no les es rentable políticamente. La mente de los etarras no la conozco.

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