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Una estampida provoca 118 muertes en La Meca

Una avalancha humana provocó el jueves la muerte de al menos 118 fieles musulmanes que participaban en los actos del último día del hach, la peregrinación a La Meca. El suceso tuvo lugar a unos 10 kilómetros de esa ciudad santa del islam, en una pasarela de acceso a Yamraat, en la explanada de Mina, donde multitud de peregrinos se agolpaban para proceder a la ceremonia de lapidar al diablo. Según la agencia oficial saudí, la desgracia se produjo tras la caída de varios ancianos y enfermos, que fueron aplastados por la muchedumbre. Numerosos heridos fueron además hospitalizados.

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Aunque las autoridades saudíes elevaron hasta 118 la cifra inicial de 107 muertos, aún se temía que esa cantidad pudiera aumentar, ya que el reino suelen ser muy conservador en los datos relativos a las catástrofes que se han producido en esta peregrinación. Entre los fallecidos hay ciudadanos de Indonesia, Malaisia, la India, Pakistán, Egipto, Túnez y Marruecos, además de algunos agentes de seguridad saudíes.["Estamos enviando equipos a los hospitales para intentar saber si hay indios entre las víctimas", manifestó a Reuters Mohamed Ansari, embajador de la India en Arabia Saudí y cuyo país tiene una cuota de unos 80.000 peregrinos.]

Una multitud de fieles del islam convergía el jueves en la explanada de Mina para participar en el último rito de la peregrinación que consiste en la lapidación simbólica del diablo. En medio de temperaturas que superaban los 35º la muchedumbre tenía como principal preocupación cumplir a tiempo con el ritual, ya que muchos de los aviones especiales y autobuses que debían transportarlos a sus países de origen comenzaban a partir al anochecer.

Tras haber pasado el lunes rezando en el monte Arafat, donde Mahoma pronunció su último sermón hace 14 siglos, los peregrinos se trasladaron a Mina, donde durante tres días proceden a la lapidación ritual del demonio. El lugar donde se lleva a cabo este rito son tres columnas de piedra, frente a las cuales, y para permitir la mayor participación posible se han habilitado dos niveles. En el acceso a la pasarela superior es donde se produjo la tragedia del jueves. Ya antes se habían producido incidentes menores, porque los ancianos y personas más débiles tratan de retroceder rápidamente para evitar el rebote de las piedras utilizadas por otras personas en el ritual.

[Según algunos fieles citados por la agencia France Presse, el acceso a la pasarela estaba controlado por las fuerzas de seguridad, que no dejaban pasar a un grupo de fieles hasta que no había concluido el anterior, pero cada vez que la barrera policial se entreabría, los fieles se colaban en tropel.]

Las autoridades saudíes, tras la desgraciada experiencia de otras catástrofes, habían dispuesto unas medidas de seguridad extraordinarias y habían creado una fuerza especial de seguridad. A través de altavoces, que emitían en árabe, francés e inglés, entre otros idiomas, las instrucciones aconsejaban a los fieles moverse con rapidez, pero fueron desoídas por algunos peregrinos, algo que, según personas que han realizado la peregrinación resulta frecuente, especialmente el último día.

De acuerdo con las estrictas normas saudíes, los peregrinos tienen que abandonar el país el viernes y muchos salen la misma noche del jueves al viernes, por lo que tienen que apresurarse para acabar con el ritual. Tras el apedreamiento, aún tienen que volver a La Meca para dar siete vueltas a la Kaaba, la estructura cúbica cubierta de negro, a la que se venera en la Gran Mezquita.

Las fuerzas especiales también trataron de rescatar a las personas que quedaron atrapadas por la avalancha, pero se vieron desbordadas por la marea humana. En las tareas de rescate participaron también helicópteros, que previamente habían socorrido a los peregrinos que se desvanecían por el calor, y camiones, que sólo minutos antes daban bolsas de hielo y agua a los que hacían el camino.

En la peregrinación del hach de este año han participado cerca de dos millones de fieles, según las autoridades saudíes. Cada musulmán, que dispone de los medios económicos, debe hacer el viaje, al menos, una vez en la vida ya que constituye uno de los cinco pilares del islam.

Para evitar avalanchas y aplastamientos, como los de los años anteriores, las autoridades saudíes construyeron una costosa infraestructura de túneles y puentes que tampoco han conseguido evitar esta nueva desgracia.

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