En el centro
TENDER PUENTES, como propugna Tony Blair, entre la familia de los socialistas y socialdemócratas europeos y el mundo del Partido Demócrata en Estados Unidos podría resultar creativo para ambos y generar un ámbito de reflexión de sumo interés. Pese a las reticencias suscitadas, los socialistas europeos, convocados ayer por Blair a Londres, han elegido explorar estas posibilidades desde la complementariedad entre el mantenimiento y la renovación de la Internacional Socialista, vieja ya de 134 años, defendida ayer por muchos de los participantes al cónclave de Londres y en la que se encuentran unos 140 partidos del mundo entero, y también desde el "diálogo" con los demócratas americanos y otras fuerzas progresistas como la que representa el brasileño Henrique Cardoso.Cuando los modelos de partido están cambiando -basta ver las primarias del socialismo español- o se crean amplias coaliciones de izquierda -caso de la izquierda plural encabezada por Lionel Jospin en Francia-, este tipo de aperturas y confrontaciones de ideas puede resultar sumamente enriquecedor. Ahora bien, no cabe olvidar que la iniciativa de Blair hacia Clinton se nutre de la relación especial histórica entre Londres y Washington, y que la tercera vía que propugna el actual primer ministro del Reino Unido es la respuesta británica del Nuevo Laborismo frente al viejo partido estatalista y ante el neoliberalísmo thatcheriano que ha generado competitividad en el Reino Unido al precio de una marcada desigualdad social.
A pesar de estas múltiples fracturas, estos socialistas, incluyendo a los laboristas británicos, vienen en su mayoría a coincidir por vez primera en la necesidad de la integración europea. De hecho, todos reconocen unos mismos límites a sus márgenes de maniobra programática o gubermamental en la Europa del euro y en la globalización, que vienen a marcar el fin de la época de los grandes déficit presupuestarios y la apertura inevitable a los mercados. Pero hacen hincapié en los márgenes de actuación, especialmente respecto al empleo y al Estado de bienestar. La empleabilidad es el neologismo lanzado por Blair sobre el que discurrió parte de los debates de ayer para buscar cómo mejorar las oportunidades de empleo de los parados, en vez de limitarse a la asistencia. Este nuevo enfoque está motivando grandes coincidencias sobre la necesidad de políticas activas en materia de empleo y de bienestar.
En esta perspectiva van coincidiendo bastantes de estos líderes. El próximo puede ser el candidato socialdemócrata alemán a la cancillería, Gerhard Schröder -que no asistió a la reunión en Londres, pero sobre el que se van fijando tantas miradas- Schröder es un pragmático que habla de construir un nuevo centro y propugna políticas muy orientadas hacia la industria y en general hacia la empresa, pero que defiende también un Estado ocupado en el bienestar de sus ciudadanos.
Ahora bien, en cuanto se desciende a las soluciones concretas, esta aparente unidad se deshilacha, lo cual no puede sorprender, pues, cuando algunos de estos líderes socialistas se reúnen en tomo a la mesa del Consejo Europeo, todos propugnan una Europa social, pero basan sus soluciones en fórmulas esencialmente nacionales. No obstante, también con esta reunión de los líderes de 21 formaciones integradas en el Partido de los Socialistas Europeos (PSE), Blair ha querido aprovechar que preside el Consejo de la UE para demostrar dónde se sitúa: a la izquierda del centro, como recalcaba en el artículo que se publicó el martes en EL PAÍS; pero izquierda, al cabo. Es significativo que la reunión se haya celebrado en dependencias del Foreign. Office (Ministeno de Asuntos Exteriores), y el almuerzo, en la residencia oficial del primer ministro. Entre el "nuevo centro", la "izquierda del centro" o el "centro de la izquierda", el caso es que los socialistas y socialdemócratas europeos están intentando definir un nuevo espacio y una nueva agenda. Entre los presentes en Londres había nueve primeros ministros, y hay ministros socialistas en otros tres Gobiernos de la UE. Efectivamente, en el centro de la política europea.
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