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Chirac intenta ponerse a salvo del escándalo de la alcaldía de París

"El Ayuntamiento de París es un barco a la deriva". La frase es de Bertrand Delanoe, presidente del grupo socialista, el principal opositor municipal en la capital francesa, y describe a la perfección el resultado conseguido por la conspiración palaciega dirigida por el gaullista y chiraquiano Jacques Toubon, ex ministro de Justicia, contra Jean Tiberi, actual alcalde y antiguo hombre de confianza de Jacques Chirac. La derecha, ante el peligro de perder la alcaldía de la ciudad, se ha embarcado en un proceso de ajuste de cuentas del que el presidente Chirac puede ser principal perjudicado. Toubon, que impulsa un nuevo grupo bautizado con las siglas PARIS (París, Audacia, Renovación, Iniciativa y Solidaridad), reúne en él a 30 concejales de los 92 que componen la mayoría conservadora, 20 de ellos procedentes de las filas de gaullista RPR (Asamblea Para la República) y 10 de las de la coalición liberal -centrista UDF (Unión Democrática Francesa)."Soy el alcalde y lo seguiré siendo", ha dicho Tiberi, y se ha vanagloriado de un apoyo presidencial -"Chirac me respalda totalmente"- que el Elíseo no ha ratificado. Toubon, el ex ministro Bernard Pons, y el dirigente de la UDF Claude Goasguen, cabecillas de PARIS, se han apresurado a precisar que "el presidente de la República no está implicado en nada de lo concerniente al Ayuntamiento". Pero Toubon no ha dejado pasar la ocasión de recordar: "Soy muy amigo del presidente desde hace tiempo y lo seguiré siendo". Mientras Tiberi lanza excomuniones y amenazas -"seré implacable contra quienes pongan en duda mi total probidad"-, Toubon, Pons y Goasguen lanzan cables hacia los otros concejales de la mayoría para aislar aún más a Tiberi. Éste, que llegó a la alcaldía en 1995 como premio a los servicios prestados a Chirac, no ha tenido desde entonces un día de descanso. Cuando no se trataba del apartamento municipal de su hijo le reprochaban que prestase otro a bajo precio a Alain Juppé; cuando no se hacía público el informe de 35 páginas plagiadas por el que Xavière, su esposa se embolsó 200.000 francos (cinco millones de pesetas), era porque los periódicos descubrían que en su circunscripción electoral de París hasta los muertos votan en favor de Tiberi. La cima del ridículo se la hizo coronar a su hoy enemigo Toubon, que como ministro envió un helicóptero al Himalaya para repatriar a un juez de vacaciones, el único que podía detener las pesquisas judiciales de Tiberi.

Desde 1977, año en que Chirac fue elegido alcalde de París, la institución, con sus inmensos recursos, sirvió de fuente de financiación del RPR. Sobre Tiberi recaen ahora escándalos heredados y él tiene que guardar silencio, no sólo porque sacó provecho de ellos sino porque Chirac, Toubon, Alain Juppé y él navegaron en el mismo barco.

Los euroescépticos

Por otra parte, desde ayer y durante el día de hoy, el Parlamento debate el nuevo estatuto del Banco de Francia, un aperitivo del que tendrá lugar el próximo 21 de abril sobre las directivas europeas que acompañan la entrada en vigor del euro. Si el referéndum sobre el Tratado de Maastricht dividió el país en dos mitades, ahora esa división va a repetirse en el interior de los bloques políticos.Los comunistas y los republicanos de izquierda de Jean-Pierre Chevènement votarán contra el cambio de estatuto del banco central, Los Verdes se abstendrán y socialistas y radicales de izquierda, con algunas excepciones, se manifiestan a favor. En la derecha, los liberal-centristas de la UDF son partidarios del nuevo sistema europeo de bancos centrales, pero entre los gaullistas del RPR son muchas las voces disidentes. "Podemos aceptar delegaciones de competencias, pero no transferencias de soberanía", dice el ex ministro Charles Pasqua al tiempo que invita a los suyos a la "libertad de voto", ya que "en este momento no es el presidente de la República quien gobierna sino el primer ministro".

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