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La Pintura de Barceló desborda el Macba

El artista mallorquín inaugura mañana en Barcelona una gran retrospectiva de su obra

, Parece exultante Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, 1957) no esconde que está inquieto con la exposición que se inaugurará mañana en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba). Una gran retrospectiva que ocupará, hasta el 21 de junio, dos plantas del museo barcelonés y que abarca un buen tramo de su trayectoria, desde 1987 hasta 1997, pero con un importante prólogo con obras desde 1982. De hecho, casi todo el museo estará dedicado al pintor mallorquín. Sólo en la planta baja se mantendrá una exposición de la colección permanente del centro, la dedicada precisamente al arte de algunos de sus contemporáneos. "Es la exposición más grande que he hecho nunca, y de esto me he dado cuenta hace poco", afirma.

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Del vacío al lleno

Barceló es un hombre de matices difíciles de traducir. Sofisticado y simple a la vez. Estos días, en Barcelona, asume su papel de artista consagrado que puede permitirse ciertas licencias. Seguramente, porque no es otra la gracia de ser un artista consagrado. Su vida, sin embargo, parece estar en otra parte. Por ejemplo, se ha hecho un gran experto en hormigas y termitas de todo tipo. Todo empezó en Malí, en 1987. Iba dibujando y acumulando sus papeles sin preocuparse por nada. Un día se dio cuenta de que las termitas se habían comido los dibujos, empezando, claro, por los de abajo, y dejando sólo a salvo los trozos en que había pintura. Pero aprendió a aprovechar el azar. Primero integrando los agujeros que de forma casual realizaban las termitas en los cartones o telas que dejaba ex profeso para pintar después sus obras. Después dirigiéndolas. Haciéndolas trabajar mediante una laboriosa investigación de productos químicos o naturales que hacen que algunas zonas de la tela o la madera queden a salvo de los voraces insectos."Quería evitar que esto acabara convirtiéndose en un sistema y por eso lo transformé en una técnica", afirma. "Dejo maderas preparadas y ellas las van comiendo creando un relieve que sería imposible realizar con la mano o con ninguna máquina. Son como xilografías que después se estampan. Las llamo xilofagias. Me divierte esto de haber inventado una técnica. Si hubiera dejado que el azar siguiera siempre su curso habría sido demasiado fácil". El visitante que se fije atentamente, seguramente encontrará muchos de estos trabajos de colaboración entre Barceló y las termitas en la exposición del Macba.

El pintor tiene otro proyecto también con termitas. Para montar la exposición se ha realizado una maqueta a escala del museo en la que, al parecer, hay situados incluso los cuadros ligeramente esbozados en su correspondiente sitio. En colaboración con un equipo de Barcelona Televisión, el artista tiene previsto situar esta maqueta, previamente inyectada con grasa de cerdo, en un terrario con termitas. El resultado del festín que se espera que acabe con el minimuseo en ruinas -una especie de Piranesi futurista- se irá grabando en un vídeo que irá acompañado de algunos escritos del artista.

Precisamente, en el catálogo de la exposición aparecen algunos textos que dan fe de su otra cara como escritor. En uno de ellos dice: "Del mundo sólo me gustan la tierra y las piedras. Y aún se tendría que precisar. No todas las piedras y no todas las tierras. Las piedras que se pueden coger con la mano, meterlas en el bolsillo, lanzarlas fácilmente contra un objetivo preciso. Las tierras tan orgánicas que excitan las narices y casi hacen pudrirse los pies". Estos dos elementos, tierra y piedras, han sido también elementos que el artista ha incorporado directamente a sus trabajos, en los que abundan objetos orgánicos e inorgánicos de todo tipo y procedencia, desde colillas hasta ramas secas pasando por arena, papeles o guijarros. Las piedras, explica, han sido otro experimento africano. Comenzó mojando papeles y situándolos sobre piedras para que cogieran determinadas formas de forma azarosa. Después venía el dibujo. "Con el tiempo he ido simplificando y perfeccionando mucho la técnica. Ahora, para las telas, pongo una estructura que aguanta la tela que he tratado con almidón. Trabajo mucho con restauradores y químicos". Después pinta sobre estas telas deformadas y casi esculpidas, aunque insiste en que no se parezcan nunca a un bajorrelieve. "Me gusta el efecto de esta técnica. Algunos retratos parecen monstruos. La visión se modifica en función del punto de mira".

El polvo es otro elemento que hace poco está a su servicio. "Los últimos paisajes que estoy pintando en Malí son casi de polvo. Los dejo al exterior y rápidamente se van cubriendo de polvo que queda pegado a la tela. Es un efecto muy curioso. Me aprovecho de estos accidentes, pero no es una fórmula, funciona cuando funciona".

Tal vez por eso le gustan tanto las terracotas, que realiza tanto en Malí como en Mallorca, en donde trabaja en un antiguo tejar situado a las afueras del pueblo de Artá. Estas últimas cerámicas no se verán en la exposición -prepara una exhibición específica para Copenhague y Palermo-, aunque sí habrá, explica, alguna pasada al bronce y una selección de las terracotas africanas.

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