Farrakhan entrega la mezquita de Malcolm X a uno de sus asesinos
Las comunidades negras de Estados Unidos están perplejas, cuando no indignadas, por la decisión de Louis Farrakhan, el líder de la Nación del Islam, de entregarle la dirección de la mezquita de Harlem en la que predicó Malcolm X a uno de sus asesinos convictos. "Este es uno de los más extraños gestos jamás realizados por Farrakhan", dice Najid Mudeen, un musulmán de Chicago autor de varios ensayos sobre la Nación del Islam. "Es increíble que haya colocado en la mezquita de Malcolm X al hombre que fue condenado por matarlo".
Quizá no sea tan extraño si se re cuerda que, a comienzos de los sesenta, el entonces muy joven Farrakhan pidió públicamente la muerte de Malcolm X, que había entrado en disidencia con la Nación del Islam y decidió fundar su propia organización político -religiosa. "La cita con la muerte ya está fijada y Malcolm no escapará a ella; un hombre como Malcolm debe morir", escribió en 1964 en un diario musulmán.En las últimas tres décadas, las hijas de Malcolm X han acusado en numerosas ocasiones al actual líder de los musulmanes negros norteamericanos de ser, el "cerebro" del asesinato por tres pistoleros de su padre el 21 de febrero de 1965. Malcolm X recibió 16 disparos cuando pronunciaba un discurso en una sala de baile de Harlem. Su viuda, Betty Shabazz, murió en 1997 en un incendio provocado por su nieto.
Uno de los pistoleros que acabaron con Malcohn X fue Muhammad Abdul Aziz, juzgado y declarado culpable en 1966. Aziz pasó 18 años en prisión y fue puesto en libertad condicional en 1985. Actualmente es director de un centro de rehabilitación de drogadictos de Harlem.
Ahora se ha hecho público que Farrakhan le ha concedido a Aziz la dirección de la mezquita número 7 de Harlem, la misma en la que Malcolm X consiguió fama en los años cincuenta con sus inflamadas prédicas contra la opresión de los negros norteamericanos a manos de los blancos. También le ha encargado reorganizar en Nueva York el grupo Fruto del Islam, la rama de seguridad de la Nación del lslam. "Es una bofetada en la cara de Malcolm X, sus herederos y amigos" dice Walid Muhammad, líder de una mezquita de los Ángeles que sigue las enseñanzas del dirigente asesinado en 1965.
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