El género negro llega también al teatro
El director Jesús Cracio lleva a escena una historia de criminales inspirada en poblados marginales de Madrid
El género negro no sólo ha reaparecido en el cine y la literatura estadounidenses. El teatro español también recoge esta moda que devuelve la pasión y el misterio a la cultura. Humor ácido, feísmo, intriga, ironía macarra, trhiller policiaco, impertinencia y crueldad son los elementos más destacados de Joe Killer (El asesino), obra de Tracy Letts llevada a escena en el Alfil, con dirección de Jesús Cracio y Ramón Langa como protagonista, por Fundiciones Teatrales.Por las buenas críticas recibidas y los comentarios del público se desprende que Jesús Cracio, uno de los eternos y prestigiados malditos del teatro español, y los actores han conseguido algo difícil. Hacer verosímil sobre un escenario una historia de estas características.
Cracio comenta que a los elementos clásicos del relato negro ha añadido, intencionadamente, aromas del cine de Tarantino o los hermanos Cohen y cosas que entren por los sentidos, incluido el olfato. "En Joe Killer hay mucha carne, no sólo humana, también de pollo, de bonito", dice Cracio. Aunque habría que criticar la discriminación del director, ya que se ve más carne de mujer que de hombre. Cracio se justifica espetando: "Me he limitado en estas cuestiones, a respetar el texto", dice.
Para reproducir los espacios o incluso ciertos comportamientos de los personajes, Cracio se ha dado unas vueltas por ciertos barrios de Madrid, como La Celsa o el Pozo del Tío Raimundo: "Allí el concepto que se puede tener sobre el amor o la moral es radicalmente opuesto al que manejamos en otros ámbitos sociales", dice Cracio, quien ha reproducido en la puesta en escena un realismo sucio cercano en su concecpción al montaje No hay camino al paraíso, nena que sobre textos de Bulcowsky dirigiera, con gran éxito, hace cuatro años. Después de aquello volvió a triunfar con Los domingos matan más hombres que las bombas
Borrachos y criminales
Para él, Joe Killer es un divertidísimo viaje al infierno, donde se puede ver, entre borrachos y criminales, que los miserables tienen su poesía y que la ironía es capaz de derrotar a la peor de las tragedias: "En este viaje, pleno de humor y de furia etílica, la autora despliega sus mejores artes de dramaturga despiadada para ofrecer una historia sarcástica y explosiva", afirma Cracio.El director achaca el acierto del montaje no sólo a su trabajo, sino al reparto, que considera perfecto. El poli corrupto, atractivo, alto, fuerte, ingenuo y amoral, pero sin complejos deculpa, está interpetado por Langa, una de las voces más importantes de este país que podemos oír viendo a Bruce Willis o Kevin Costner. La- chica, una adolescente menuda y frágil físicamente, algo lunática y vidente, está interpretada por Susana Moll, para quien éste es su debú teatral. Su joven hermano lo interperta Daniel Guzmán, ya famoso por sus papeles en Éxtasis y otras películas.
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