_
_
_
_
_
EL PLAN DE PAZ DE ARDANZA

La 'segunda fase' acaba antes de comenzar

El 'Iehendakari' Ardanza envía al congelador su propuesta más atrevida

La puesta de largo de la segunda fase de la Mesa de Ajuria Enea no pudo terminar peor. El lehendakari, José Antonio Ardanza, ha agotado casi toda la legislatura tratando de poner en marcha una segunda fase del Pacto para renovar el discurso político de sus integrantes, para que fuera más allá de la clásica llamada a la firmeza frente a ETA, y el mismo día de su estreno ha tenido que enviar al congelador su propuesta más atrevida.Esta segunda fase es una vieja aspiración de los partidos que componen la Mesa de Ajuria Enea, en especial de los nacionalistas PNV y EA, aunque el Ejecutivo vasco ya expresó, en su acuerdo de gobierno de 1994, su voluntad de dar al Pacto "un nuevo y definitivo impulso". Pero ni la llegada del PP al Gobierno ni la declaración aprobada por la Mesa en enero de 1996 respecto a que "la voluntad mayoritaria de la ciudadanía vasca, legítimamente expresada, debe encontrar su aplicación en el ordenamiento jurídico vigente en cada momento", habían servido para modificar el bloqueo que sufre el Pacto.

Más información
Arzalluz acusa al PP de airear ahora una reunión con HB en 1990 para desestabilizar el Pacto

En este contexto, el Pacto inició en su reunión de enero un cambio de enfoque estratégico que no ha encontrado una plasmación real en el encuentro de ayer. En aquella ocasión, los partidos que lo integran abrieron de manera oficial la conocida como segunda fase con el objetivo de propiciar las condiciones que permitan un final dialogado al terrorismo en el País Vasco. Así, los partidos apostaron por superar el discurso de firmeza exhibido hasta ahora y retomar la iniciativa con una oferta pública de diálogo sin reservas, sobre contenidos políticos y el futuro estatus de autogobierno de Euskadi.

Sin embargo, las discrepancias entre nacionalistas y no nacionalistas, personificados en el PP y PSE, ante determinados movimientos y gestos hacia ETA y HB y la posibilidad de trascender la Constitución y el Estatuto en ese diálogo sin condiciones previas ni límites, han resultado insalvables.

El resultado de ayer es la mejor demostración de que el equilibrio sobre el que se sustentó la reunión de enero era muy frágil. Algo que no se adivinó en aquel momento tras las reflexiones del presidente del PNV, Xabier Arzalluz: "Cada vez se puede hablar menos de que en la Mesa de Ajuria Enea haya dos bloques diferentes: nacionalistas y no nacionalistas", dijo entonces en un tono sorprendentemente optimista.

Pero a pesar de los intentos de los partidos por revitalizar el Pacto, la realidad es que siguen sin lograr romper el círculo vicioso que representa el debate sobre pacificación. Todas las formaciones políticas están de acuerdo en encarar la segunda fase pero su consenso no va más allá. Cuando se abordan los temas de fondo afloran las discrepancias. Aunque se mantiene el acuerdo para condenar la violencia terrorista de ETA, no hay compromiso sobre cuál es la terapia más eficaz para alcanzar la paz.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_