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Conde dice que con 1.500 millones de las cementeras se pagó una comisión

El ex presidente de Banesto, Mario Conde, declaró ayer que el beneficio de 1.500 millones de pesetas generado en la llamada Operación Cementeras, en 1990, se aplicó a pagar una comisión a terceros por su mediación en el pacto de división del grupo Valenciana de Cementos, participado por Banesto y la familia Serratosa. Y aseguró ignorar en 1990 que su colaborador Arturo Romaní utilizó la sociedad Gay Cordon -controlada por sociedades de Conde- en la operación.

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Según dijo, la familia Serratosa habilitó los 1.500 millones para pagar una comisión en una operación -la división del grupo cementero- que benefició ampliamente a Banesto.El ex banquero explicó que en cierto momento de crisis de las negociaciones entre Banesto y los Serratosa para repartirse el grupo cementero, Romaní, responsable de empresas participadas, le dijo que creía haber encontrado el medio para "hacer sentar a los Serratosa en la mesa de negociación". Según dijo, él no le preguntó a Romaní en qué consistía dicho medio.

El hecho es que muy pronto, a mediados de marzo de 1990, después de meses de empantanamiento, Romaní le dijo que sus contactos habían comenzado con el hombre fuerte de la familia, Emilio Serratosa. Las negociaciones, según narró Conde, se desarrollaron en el despacho privado de Romaní, en la madrileña calle del Conde de Aranda. El 16 de marzo, explicó Conde, llegaron a un pacto. Y el 29 de marzo se materializó.

El ex banquero explicó que la familia Serratosa habilitaría los fondos para pagar una comisión a quienes habían permitido cerrar el trato: 1.500 millones de pesetas. Para ello venderían a una instrumental de Banesto, llamada Beta Cero, por muy poco dinero, 53,7 millones de pesetas, dos sociedades hormigoneras -Ariforsa y Prebetong Este- y las recomprarían mediante una opción, en el mismo acto, por 386 millones. La plusvalía, de 332,2 millones, sería pues para Beta Cero, del grupo Banesto.

"Estaban vendiendo algo que valía mucho por muy poco. Una operación tan irregular tiene que tener algún sentido", dijo ayer Conde. En lugar de ejercer la opción, Beta Cero vendió días después, el 2 de abril de 1990, las acciones de esas dos sociedades por 53,7 millones y de otras dos, Hormifasa y Prebetong Aragón, por 176 millones, a la sociedad Gay Cordon, participada al 72% por sociedades controladas por Mario Conde.

El resultado es que fue Gay Cordon la sociedad que ejerció, de hecho, la opción de compra extendida por la familia Serratosa, lo que le permitió obtener una ganancia de 332,2 millones de pesetas. Más tarde, el 10 de mayo de 1990, Gay Cordon vendió las acciones de Prebetong y Hormifasa por el mismo precio al que compró, 176 millones, a Data Transmission Systems, sociedad instrumental de Romaní. El último paso fue éste: Data vendió el 17 de mayo de 1990 esas mismas acciones adquiridas por 176 millones a Portland Iberia (grupo Banesto) por 1.403 millones, con una plusvalía de 1.226 millones.

Los Serratosa, contra los que Conde arremetió ayer con dureza, negaron la versión de la comisión pagada a terceros. Tanto José Serratosa Ridaura como su hermano Emilio desmintieron los hechos narrados por Romaní en diciembre de 1994, ayer ratificados por Conde. "Emilio, en paz descanse, hizo la negociación con Romaní", dijo ayer Conde. Emilio Serratosa, en efecto, falleció el año pasado.

Un informe de la policía judicial señala que cheques por valor de 170 millones procedentes de Data Transmission Systems se destinaron a financiar la finca Los Carrizos, de la familia Conde, y que otros 530 millones, originados en Data, se aplicaron a la compra de la hacienda Los Melonares, en Sevilla, para Conde y Romaní.

Ayer Conde negó la veracidad de estos datos. Recordó que una parte de los talones de Data habían integrado una bolsa de cheques que fueron a parar a Francisco Palomino Romera, según consta en el informe de la policía judicial.

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