Un golpe planeado con antelación
El marido de Sala, cuenta su viuda, fue muerto por la espalda cuando corría protegiendo a un chico. "Los policías iban en grandes filas, como de 30 en 30, y detrás de cada una había otra".
La operación de la comarca de Drenica, unos 40 kilómetros al oeste de Pristina, en las estribaciones de montañas que superan los dos mil metros, fue planeada con meses de antelación, según estos testimonios.
Desde comienzos de diciembre, la policía serbia concentraba armamento en una planta de municiones cercana a Prekaz abandonada en 1997.
Syleme añade que durante las semanas anteriores al día 5 "se produjeron algunos asesinatos de albaneses en Prekaz, que todo el mundo atribuía a los Tigres de Arkan por los signos de crueldad en los cadáveres; también aparecían perros o gatos muertos colgados de las puertas de las casas''.
Minire, de 30 años, explica que el asalto contra Prekaz acabó 20 horas después de comenzado, a las tres de la mañana del día 6. Ella y una hermana exhiben todavía los vendajes de sus heridas.
Su hermano mayor resultó muerto. Su padre y un hermano pequeño, heridos. No sabe nada de ellos. Asegura que había más de 60 blindados serbios ese día cercando el pueblo y disparando contra sus casas. Junto a ella está Sevdije, también joven y viuda desde la semana pasada. "Mi marido murió a la puerta de la casa, tampoco me han permitido verlo ni enterrarlo. Al menos quiero que mi hijo vea la tumba de su padre".
Algunas de las aldeas de Drenica seguían siendo ayer tierra de nadie: Turicevc, Broje, Kopiliq, Vojnik. En Llaushe continúan los tiroteos nocturnos. Nadie conoce con exactitud el número de muertos albaneses en la represión serbia.
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