Un líder desaparecido
El Gobierno de Belgrado organizó el domingo una visita de diplomáticos y periodistas extranjeros a la zona de Prekaz, cerca de Pristina, en un intento de convencer a la opinión pública internacional, en vísperas de la reunión de Londres, de lo justo de su causa. Pero los embajadores de la Unión Europea la boicotearon.
En una aldea vacía, devastada por un diluvio de fuego de las fuerzas de asalto, los responsables serbios dijeron que "a todos los que se rindieron les dejaron salir... el resto decidió luchar". A los periodistas no se les permitió acercarse a las tumbas del lugar, donde tenía su base el cabecilla guerrillero y jefe del Ejército de Liberación, Adem Jashari, para unos muerto y para otros huido. El padre, la mujer y dos hijos de Jashari murieron en el asalto. La mitad de las 50 casas del pueblo, de unos mil habitantes, están derruidas, y las que no, muestran signos inequívocos de impactos de artillería.
Uno de los guías de Prekaz, un anónimo comandante, afirmó que las fuerzas enviadas por Belgrado fueron contraatacadas a lo largo de tres días incluso con morteros, "que sólo pueden haber venido de Albania".
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