Albania pone a sus tropas fronterizas en estado de alerta
Albania anunció ayer que ha puesto a sus tropas en estado de alerta en la frontera con Serbia, al noreste del país, a causa de los acontecimientos de Kosovo. En Tirana, alrededor de 10.000 personas se manifestaron en la plaza principal de la capital para denunciar la "violencia brutal" serbia contra los albaneses de la provincia de Kosovo.
Los congregados cantaban eslóganes antiserbios, y en la presidencia, junto a una bandera albanesa, formaban juntos jefes políticos hasta ahora irreconciliables, como el ex presidente derechista Sali Berisha y su sucesor socialista, Rexhep Meidani.
El Ministerio de Defensa albanés ha informado de un aumento de las tropas serbias en su lado de la frontera. Los permisos de los soldados albaneses han sido cancelados.
La posibilidad de una intervención albanesa en los acontecimientos es remota. El país más pobre de Europa está todavía recuperándose del caos en que se sumió hace un año, tras la ruina de decenas de miles de personas que perdieron sus ahorros en pseudobancos fraudulentos. El bandidismo es rampante y el Ejército está en fase de reconstrucción tras disolverse prácticamente y ser saqueados sus cuarteles y arsenales.
En la antigua república yugoslava de Macedonia, fronteriza con Kosovo, hubo también grandes manifestaciones de albaneses étnicos en solidaridad con los que sufren la represión serbia. En Skopje, la capital, varios miles se echaron a la calle pidiendo la intervención estadounidense. Macedonia es un minúsculo Estado, con un Ejército simbólico, donde al menos el 25% de sus habitantes son de origen albanés y se sienten maltratados por el poder central. Medio millar de tropas de la ONU garantizan desde hace años la frontera entre Macedonia y Serbia.
En Viena y Ginebra también se manifestaron grupos de albaneses pidiendo el final de la represión serbia.
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