_
_
_
_
Tribuna:VISTO / OÍDO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Suspiro de alivio

Un casus belli es el suceso que decide a una nación lanzarse contra otra. Si no existe, se inventa. Se dijo que un barco atacado en el golfo de Tonkin fue elegido por Estados Unidos para entrar en Vietnam; la voladura del Maine para actuar en la de Cuba. Un casus belli más complejo ha desaparecido de la tensión contra Irak: el desgraciado país retira sus últimas reticencias al espionaje legal de Estados Unidos, ni siquiera pone límites en el tiempo, y se evita la guerra. Estábamos llamando guerra a algo que no lo es: no puede haberla entre un país desarmado, harapiento y hambriento y la nación más poderosa del mundo. Para poder llamar guerra a ese asalto destructivo, a esa paliza descomunal, hace falta atribuir un poder al enemigo que se trata de destruir.Y estábamos llamando casus belli al hecho de que los inspectores de la ONU, o de Estados Unidos, no encontraran rastros de ese poder que se había designado como arma bacteriológica de destrucción masiva. Los espías legales podrán buscar bajo la cama del dictador, que ha cedido sus últimas resistencias. Ya se encontrará otro motivo, cuando convenga. La realidad del asunto es que Estados Unidos no han conseguido el apoyo de sus aliados para la paliza sangrienta: que Rusia ha enseñado los dientes quizá mellados, pero dientes al fin; que su propio país ha estado despegado y que Clinton no lo necesita ni su partido se lo exige; y sus adversarios del partido republicano quizá prefieran guardar esa guerra para cuando tengan en sus manos la Casa Blanca. Netanyahu tendrá que esperar. Y los militares; los de la anterior matanza obtuvieron buenos beneficios, y los ingenieros pudieron ver el resultado de sus armas: necesitan probar sus mejoras.

No parece que sean armas para verdaderas guerras contra grandes potencias, sino para la nueva estrategia del siglo XXI: la contención de los países del hambre. Para que no intenten comerse lo nuestro. Tampoco los grandes movimientos económicos están conformes con la paz: las noticias de la reducción de la tensión hicieron bajar el precio del petróleo y el del dólar. Habrá que esperar. Clinton va a dejar el dispositivo militar en activo, como estaba hasta el lunes: a la espera de la orden. Lo va a mantener, por lo menos, seis meses. Por si encuentran otro casus belli, por si Sadam Husein realiza una de sus fructíferas estupideces. O se la mandan hacer.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_