Profunda rabia

Quizá debiera estar satisfecha, como trabajadora que soy, de que otros trabajadores paralizasen la ciudad para, mediante presión, obtener sus reivindicaciones.Quizá, como trabajadora que soy, debería felicitarme y felicitarnos por haber conseguido institucionalizar las manifestaciones, casi a diario, por cualquier motivo. Sin embargo, lo que siento en realidad es una profunda rabia y una tremenda impotencia.

Me parece injusto que otro trabajador como yo me atrape en un atasco de varias horas en medio de la ciudad, impidiéndome cumplir con mis obligaciones y con mis objetivos.

¿Por qué los taxistas, transportistas, empleados del metro, pilotos, etcétera, no protestan de manera que no fastidien al resto de los ciudadanos?

¿Por qué estos colectivos tienen en su mano una medida de presión que la mayoría de los trabajadores no poseemos?

Hasta que no consigamos un medio de obtener nuestras reivindicaciones sin que el resto de los ciudadanos nos odien, no seremos civilizados.-