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Japón aprueba una ayuda de 375.606 millones para sus vecinos de Asia en víspera de la reunión del G-7

Japón ha esperado hasta el último momento para poner encima de la mesa una medida concreta con la que presentarse a la reunión de ministros de Economía y gobernadores de los bancos centrales de los siete países más ricos del mundo (Grupo de los Siete, G-7), que se celebra este fin de semana en Londres. El ministro de Finanzas, Hikaru Matsunaga, anunció ayer en Tokio la aprobación de una ayuda de emergencia por valor de 2.439 millones de dólares (375.606 millones de pesetas) con la que espera apuntalar la recuperación económica en Asia.

El Gobierno japonés se prepara para los reproches en la cumbre del G-7. Una débil demanda interna y un superávit comercial que ha vuelto a crecer en enero colocan al Gobierno de Tokio ante los demás con los deberes sin hacer.

Ayer, el Partido Demócrata Liberal (PLD), presidido por el primer ministro, Ryutaro Hashimoto, se apresuró a hacer público su enésimo plan de reactivación económica, en el que destaca también la aportación de 300.000 millones de yenes (660.000 millones de pesetas) en créditos a las economías asiáticas que concederá el Banco de Exportación e Importación nipón. La entidad concederá estos fondos según el rigor de los Gobiernos al aplicar las recomendaciones del Fondo Monetario Intemacional (FMI).

Otra de las propuestas clave es la de usar fondos públicos para que el Estado compre directamente los terrenos que poseen los bancos como garantía de créditos impagados. A estas dos medidas concretas se suman otras más difusas. Así, los bancos, a los que se responsabiliza del parón del crecimiento de la economía, se podrán beneficiar de las nuevas reglas para contabilizar sus propiedades, de la posibilidad de utilizar sus reservas para comprar sus propias acciones y de nuevas vías para captar fondos que ofrezcan alternativas de capitalización ante la débil actividad de la Bolsa.

La recuperación de la Bolsa se ha convertido en un objetivo crucial para el Gobierno, ya que la banca nipona, que cuenta con grandes volúmenes de acciones en su poder, las contabiliza como parte de su capital, a diferencia de lo que ocurre en otros países. Fuentes del mercado consideran que si el índice Nikkei (hoy situado en 16.756 puntos) cierra por debajo de 15.000 puntos al final del año fiscal (que concluye el 31 de marzo), varios de los 19 bancos más importantes de Japón corren el riesgo de perder sus hasta ahora exiguas ganancias.

Los agentes económicos nipones han mostrado su descontento con la política del Gobierno. El yen volvió a debilitarse ayer frente al dólar (situado en 127 yenes) y el índice Nikkei de la Bolsa de Tokio resgistró un modesto repunte de 139 puntos, un 0,84%.

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