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El presidente del Senado rechaza el plan de CiU para reformar la Cámara alta

Luis R. Aizpeolea

El presidente del Senado, Juan Ignacio Barrero, del PP, se manifestó ayer reacio a la propuesta de reforma de la Cámara Alta propuesta por Joan Rigol, en nombre de CiU y apoyada por el PNV. Barrero precisó que es "muy difícil" asumir la propuesta de los nacionalistas porque "provoca agravios comparativos" entre comunidades y crea "confusión". Reconoció que había provocado malestar entre los presidentes de las comunidades autónomas de régimen común y anunció que apoyaba su pretensión de abrir una ronda de comparecencias de éstos en la ponencia de reforma del Senado para exponer sus críticas.

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Joan Rigol, vicepresidente del Senado y dirigente de CiU, propone que las tres "nacionalidades" -Cataluña, Euskadi y Galicia- tengan capacidad de veto una vez reformada la Cámara Alta en aquellas leyes que, a su juicio, vulneren sus hechos diferenciales (referidos fundamentalmente a lengua y caltura). Con el veto se suspendería la norma mientras se tramitase el recurso correspondiente ante el Tribunal Constitucional. Rigol pretende, con esta propuesta, recobrar el sentido diferencial de las "nacionalidades", diluido en el café para todos y, de este modo:, "encontrar el anclaje de Cataluña, Euskadi y Galicia en el Estado".El PNV se adhiere a esta propuesta, así como el Bloque Nacionalista Galego (BNG), que ayer recordó que ya planteó una propuesta similar en el Congreso que fue rechazada.

Sin embargo, presidentes autonómicos de las comunidades no nacionalistas han reaccionado en contra de la propuesta. Eduardo Zaplana, presidente de la Comunidad Valenciana, del PP, la calificó de "profundamente injusta" y manifestó que su comunidad "no está dispuesta a pagar el mismo precio de incomprensión que pagó en la transición", cuando no accedió a la autonomía por la vía del artículo 151 de la Constitución, que proporcionó techos más altos de autogobierno a Cataluña, Euskadi, Galicia y Andalucía. También el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, del PSOE, se opuso a la propuesta. La calificó de "inaceptable" y planteó que "ni siquiera merece ser discutida".

El presidente del Senado se hizo ayer eco de estas críticas así como la de otros presidentes autonómicos que le han comunicado su protesta y anunció una ronda de comparecencias de los 17 presidentes en la ponencia de reforma del Senado.

Pero Barrero también adelantó su posición política. Señaló que le había sorprendido la propuesta de Rigol y manifestó que es "confusa" y "crea agravios comparativos" entre comunidades autónomas por lo que considera "muy difícil" su asunción.

Sin embargo, el portavoz del PSOE en el Senado, Juan José Laborda, cree que no debe rechazarse la propuesta de Rigol. A su juicio, debe tenerse en cuenta porque es la manera de integrar a los nacionalistas en un foro multilateral al que han sido reacios: el Senado como Cámara territorial o lugar de encuentro de todas las autonomías. "Es una oportunidad que no sabemos si se va a repetir", dijo.

Laborda manifestó su "preocupación" por la reacción de Barrero a la propuesta de Rigol y acusó al PP de contribuir a esta reclamación de CiU al haber generalizado el rango de "nacionalidad" a Aragón, por la presión del Par (Partido Aragonés).

La propuesta de Rigol se produce en un momento decisivo de la reforma del Senado. La ponencia ya ha cerrado un acuerdo sobre las funciones de la futura Cámara territorial y está pendiente de cerrar un acuerdo sobre la forma de elegir a los senadores y de debatir la forma de reconocer los hechos diferenciales en la misma. CiU, al igual que el PNV y PSOE, teme que si antes de Semana Santa no se cierra un acuerdo global, la reforma quedaría postergada a la próxima legislatura ante la oleada de elecciones que se inicia en octubre con las autonómicas vascas. Estos partidos recuerdan que todos los grupos, incluido el PP, habían acordado finalizar el trabajo de la ponencia este mes.

El presidente del Senado admite que ha cambiado de posición. A su juicio, más importante que cumplir los plazos previstos, es "asegurar una buena reforma, aunque sea lenta". Argumenta su cambio de actitud en "los numerosos problemas técnicos que genera la reforma" tanto en la forma de elección de los senadores como en el reconocimiento de los hechos diferenciales.

El portavoz del PSOE, Juan José Laborda, cree que el PP está bloqueando la reforma del Senado porque teme afrontar los hechos diferenciales y porque también teme que "con una nueva forma de elección de los senadores pierda la mayoría" en la Cámara alta y "quiere mantener su red partidaria".

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