Un reajuste del centroderecha mina al Polo de Berlusconi
Habrá dos sillones vacíos en el encuentro que reunirá hoy en Roma a los líderes de la coalición italiana de oposición, el Polo de la Libertad. Por primera vez desde que existe, no estarán presentes en una reunión al más alto nivel ni Rocco Buttiglione ni Clemente Mastella, dos históricos de la Democracia Cristiana (DC), fundadores de dos partidos menores (Cristianos Democráticos Unidos, CDU, y Centro Cristiano Democrático, CCD) que han optado por dar portazo a la coalición de oposición para integrarse en un nuevo movimiento. Se trata de la Unión Democrática para la República (UDR), un movimiento de centro creado por el septuagenario ex presidente de la República Francesco Cossiga, con la pretensión de agrupar fuerzas centristas dispersas entre las dos coaliciones que dominan la vida política italiana: el Olivo y el Polo.
De momento, el nuevo centro de Cossiga ha logrado tan sólo destruir la escasa unidad que quedaba en los sectores llegados de la DC al Polo. Con el resultado de que el CCD de Mastella se ha roto en dos. De un lado quedan Mastella y una docena de diputados, que se suman a Cossiga, del otro, las huestes del secretario general Pier Ferdinando Casini, fieles al Polo de Silvio Berlusconi y Gianfranco Fini.
Cossiga ha definido su movimiento como "alternativo a la izquierda y distinto y distante de la derecha". Hasta el momento ha cosechado unos 45 diputados no sólo del Polo,- sino de grupúsculos de centroderecha y hasta de un partido que forma parte de la mayoría del Olivo, como es el Pacto de Mario Segni. El Polo dispone aún de más de 200 escaños en una Cámara con 630 diputados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.