Explosión emocional bajo la carpa

La compañía canadiense Cirque du Soleil debuta esta semana en la explanada del Vicente Calderón con Alegría, un espectáculo de tradicionales números circenses puestos en escena con un lenguaje dramático exquisito y ultramoderno. "Los artistas enloquecieron al saber que visitaríamos España. Quieren conocer todo acerca de la cultura, la gente y las ciudades", asegura en Londres la coordinadora artística, Chantal Tremblay, en vísperas del estreno madrileño el próximo jueves.Chantal y su compañera, Andree Deissendeig, describen el circo como "un pueblo sobre ruedas", con su propio alcalde, tesorero, directores artísticos, maestros, masajistas, cocineros Y Ciudadanos. De ellos, un total de 150 personas, incluidos 54 artistas internacionales, visitan Madrid y Barcelona. "Nos autoabastecemos y tan sólo necesitamos suministros de agua y líneas telefónicas", asegura Andree. La compañía dispone de dos generadores eléctricos para evitar el riesgo de un corte general de luz: "¿Te imaginas un apagón mientras los trapecistas se balancean en el aire? Sería muy peligroso", dice la coordinadora, mientras un grupo de actores practica saltos múltiples en el estrado del Royal Albert Hall de Londres, donde actuaron recientemente.

Tras pasar seis semanas encerrados en el interior del Albert Hall, la troupe del Soleil está ansiosa por salir al aire libre. "Actuar aquí es un honor y un lujo, pero echo de menos nuestro pueblo", insiste Andree. Ya no tiene que esperar mucho. Cincuenta gigantescos camiones están preparados para transportar hasta Madrid las tres carpas principales, la escuela donde los más pequeños de la familia siguen sus respectivos cursos, la cocina, comedores, enfermería, columpios, redes y resto del equipo. Un peso de 800 toneladas y un total de 48 horas para descargarlo y montarlo en el paseo de los Melancólicos, junto al estadio Vicente Calderón.

Con un título original en castellano, Alegría es un homenaje al carácter y espíritu jovial de las antiguas familias circenses que recorrieron Europa. "Evoca una era en la que la fantasía era más genuina y la magia formaba parte de la vida cotidiana", recuerda el director de la puesta en escena, Franco Dragone. "Sí", concreta Andree, "representamos la leyenda del rey que perdió su corona e intenta imponerse sobre la corte. Reina la confusión; ¿es el rey o es un chiflado?".

Interpretación libre

El público no tiene porqué aceptar esta interpretación del concepto original de Alegría, espectáculo creado en 1994 y que viaja por todo el mundo desde entonces. Sin una narrativa específica y con números que se suceden ininterumpidamente durante dos horas y media, cada espectador saca sus propias conclusiones. "Lo importante son las emociones que se transmiten: tristeza, alegría, miedo, tensión, nostalgia, emoción... Dejamos que la gente sueñe y se monte su propia historia a partir de las imágenes y la destreza artística que observa dentro de la carpa", puntualiza Chantal.A cargo de la coordinación artística, Chantal vela por respetar el concepto original al tiempo que introduce las modificaciones que exigen tanto la troupe como las nuevas audiencias. "El espectáculo evoluciona por su propia dinámica. No es como una obra de teatro donde no puedes alterar el texto, aunque debo asegurar que seguimos fieles a la esencia original", explica la cordinadora artística.

Rénald Laurin es una de las piezas claves de Alegría y ejemplo de su continua evolución. Como maestro de ceremonias, llamado el hombre rojo por su llamativo atuendo, introduce a los grupos de artistas y entretiene al público entre los números. A sus 45 años -"soy de los más viejos en la compañía", admite-, tuvo que aprender a derribar el llamado cuarto muro, el que distancia a los artistas del espectador, y a sacar a relucir en la interpretación un lado oscuro de su personalidad que desconocía. "Mi personaje, Monsieur Fleur, representa lo opuesto a los artistas. Si ellos denotan fuerza, elegancia y belleza, él es feo, inútil, vanidoso, amenazante y misterioso. Creo, además, que se siente celoso de los atletas", cuenta Renald.

Cirque du Soleil tiene sus orígenes en el teatro callejero, ese movimiento del que surgieron compañías como Archaos (disuelta desde que se quemó su última carpa), Stage Fright, Circus Oz, e, incluso, la Fura. "En Canadá no había tradición circense hasta que Guy Laliberté fundó Cirque du Soleil en 1984. Sus influencias partían del ballet, la ópera, el rock, danza, teatro", dice Andree.

Estas influencias se aprecian en la puesta en escena, coreografía e interpretaciones, incluida la banda de música en directo, de Alegría. En menos de 14 años, Cirque du Soleil ha creado nueve espectáculos diferentes. Saltimbanco, de 1992, fue el que le abrió la puerta triunfal a Europa. Y de ser un grupo de amigos ansiosos por compatir una carpa de lona, se ha convertido en una empresa con 1.250 empleados, incluidos 266 artistas.

Cirque du Soleil. Paseo de los Melancólicos. Del 19 de febrero al 8 de marzo. Desde 2.300 pesetas; niños, desde 1.300. Entradas en el Corte Inglés (902 400 222) y La Caixa (902 33 22 11).