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Decenas de reos con males incurables piden a la Audiencia ser excarcelados para morir en casa

La reacción de los presos madrileños ante la decisión de la Audiencia de adelantar la excarcelación para aquellos a los que se diagnostique una enfermedad incurable ha sido inmediata: decenas de presos aquejados de males irreversibles se han puesto en contacto por carta o vía telefónica con la Audiencia para suplicar a los jueces que les permitan vivir en libertad el resto de sus días: "Señoría, tengo las defensas cada vez más bajas y le pido, por justicia, que reabra mi caso; yo también tengo derecho a morir entre mi familia", ruega C. V., preso en Navalcarnero.

En la misiva enviada a fines de enero al tribunal, C.V alude a las dos informaciones publicada en este periódico que dan cuenta de la decisión de la Sección Quinta de la Audiencia de Madrid de adelantar la excarcelación de presos desahuciados. El recluso se pregunta en la misiva: "¿Por qué a mí se me deniega la libertad condicional cuando yo estoy bastante peor que Julián R. E?". Se refiere a un compañero suyo de la prisión de Navalcarnero excarcelado en enero por la Audiencia de acuerdo con el nuevo criterio judicial -que rige desde ese mes- de adelantar la libertad a los presos con males incurables. Julián R. E fue el segundo interno madrileño que se benefició de esta medida. La primera excarcelación de este tipo se produjo a finales de diciembre, y de ella se benefició otro interno de Navalcarnero. Ahora, la Audiencia acaba de dictar libertad para otros dos presos madrileños (y van cuatro) que, como los otros, sufrían sida, entre otras patologías graves.

Recursos

La Sección Quinta de la Audiencia es el máximo órgano judicial penitenciario de la región. La importancia de este criterio judicial radica, por un lado, en que el goteo de excarcelaciones no cesa desde que se adoptó y, por otro, en el impacto que puede alcanzar: un 15% de la población reclusa madrileña (donde hay alrededor de 7.000 presos) sufre alguna enfermedad irreversible: sida, determinados tipos de hepatitis, afecciones cardiacas.Fernando Marín, médico y miembro del programa de atención a domicilio de la ONG denominada Apoyo Positivo, asegura que la cifra de presos aquejados de VIH es muy superior al 15%. "Por lo menos un 50%, y creo que me quedo corto", destacó Marín. El hecho de que las excarcelaciones se estén produciendo de forma espaciada se debe a que la Audiencia no puede dictar un auto y liberar de un plumazo a todos los presos con patologías irreversibles. Lo hace a medida que le han ido llegando recursos de presos a los que el juez de vigilancia les denegó la libertad. Eso sí, de momento, decenas de internos y familiares han escrito ya a la Audiencia alegando estar muy enfermos y pidiendo vivir fuera de las rejas el tiempo que les quede de vida.

El interno C.V se queja en su carta de lo caro que le sale contratar a un abogado para el recurso: "Cada apelación me cuesta 25.000 pesetas de abogado y otras 10.000 de procurador".

Otro preso, internado en Soto del Real y cuyas iniciales son I. H. R., también ha escrito a la Audiencia para que se interese por su caso y quejándose de que aún no se le haya otorgado la libertad condicional pese a sufrir un mal incurable. Efectivamente, la Audiencia denegó a este preso el pasado verano la libertad condicional. Pero el criterio de adelantar la excarcelación rige desde enero.

Dentro de la retahíla de cartas y llamadas que están llegando a la Audiencia, otro interno pide: "Soy joven, me han dicho que me queda poco de vida y les pediría que me permitieran acabarla junto a mi familia".

La ley faculta a los jueces de vigilancia y tribunales a condecer la libertad condicional a los presos con enfermedades incurables; sin embargo, lo habitual era que los magistrados esperasen a que el preso estuviese agonizando para liberarle. Es decir, se le llevaba a su casa en ambulancia para que se muriese allí. Las miras de la Audiencia (y ésta es la novedad) son bastante más amplias. El tribunal ha asumido la responsabilidad de liberarlos en el momento en que se le diagnostica la enfermedad incurable, con independencia del tiempo que le quede de vida. Opina que mantener en prisión a alguien que se va a morir implica duplicar su castigo. "Añadir una pena a la pena, dolor al dolor", explica la Audiencia en uno de los cuatro autos de libertad.

Los dos últimos presos madrileños que acaban de benericiarse de la libertad condicional son Javier V.R. y Pedro P.F. Las magistradas de la Sección Quinta de la Audiencia que les han otorgado la libertad condicional (María Paz Batista González y Paloma Pereda, respectivamente) emplean criterios similares en sus autos para concluir que ambos presos, sufren males incurables y que por tanto, deben ser puesto en libertad de inmediato y no esperar a que agonicen dentro de una cárcel. Señalan que las familias de sendos internos están dispuestas a acogerles.

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