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Entrevista:

"Jamás he visto a un madrileño practicar el chovismo"

Antes de que el año 2000 le engulla sin remedio y el futuro digital desequilibre las neuronas, de un hombre tranquilo que no aparenta serlo, Albert Boadella presenta su más reciente envite contra el virus que más teme y frente al que siempre estuvo eficazmente vacunado: el nacionalismo catalán. Els Joglars trae a Madrid su último espectáculo, La increíble historia del Dr. Floit y Mr. Pla. Albert Boadella, nacido en Barcelona y residente en su queridísimo Empordá, tiene 44 años; 36 cumple la compañía, y en su historial, casi cuarenta montajes. A Madrid llegaron por primera vez en 1967 y se fueron a hospedar en un hotel de la calle de la Ballesta, no por el vecino y callejero placer, sino por cuadrar mejor los gastos, ¡que quede bien clarito! Allí no hubo otra seducción que la que esta ciudad ejerció en el grupo, el flechazo se ha convertido en romance.

Pregunta. ¿Cómo era aquel Madrid y cómo les recibió?

Respuesta. Con los brazos abiertos, como siempre. Primero nos produjo una gran curiosidad; los catalanes siempre tuvimos la impresión de viajar con los gastos pagados. Luego, la sensación de que necesitábamos triunfar aquí, como que si las cosas no iban bien el grupo se estrellaba.

P. Dieron con un barrio de muchísima... solera.

R. Y con unos apartamentos baratísimos que resultaron ser un hotel de putas con patio interior plagado de condones al que no podías ni asomarte. Puede que además del precio nos interesara comprobar esa afinidad gremial. El nuestro es un oficio de putas, de cabrones y de maricones, con la diferencia de que, en la escena la puta puede hacer de virgen, el cabrón de héroe y el maricón de donjuán. Es la magia del teatro.

P. Aquí, hasta el menos aficionado ha seguido siempre a los grupos catalanes.

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R. A Joglars, sin ir más lejos, nos ha salvado la vida varias veces. Con dos obras, un desastre de recaudación en Cataluña, aquí nos recuperamos.

P. Albert Boadella, ¿menos fiero el león de como lo pintan?

R. Soy tranquilo, sí, pero también peligroso, porque no se me ve venir. Como buen león, es mi signo zodiacal, me levanto justo para cazar. Doy el zarpazo y sigo durmiendo.

P. ¿Es el trabajo el único motivo de sus viajes a Madrid?

R. Siempre vengo a hacer mercado, como decimos nosotros. Pero, como buen aficionado al arte, no me olvido que aquí están los mejores museos del mundo. A mediados de los ochenta, Madrid era mucho más divertido. Luego llegó la crispación, ¡hay que ver cómo te machacaban los taxistas! Pero ahora está bien. Me encanta la población flotante que tiene esta ciudad. Jamás he visto a un madrileño practicar el chovinismo.

La increíble historia del Dr. Floit y Mr. Pla. Hasta el 15 de marzo. Teatro María Guerrero.

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