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Un etarra preso en Valladolid tenía datos del personal de la cárcel

La coordinadora de seguridad de la cárcel de Valladolid ha adoptado medidas especiales de protección tras descubrir un cuaderno en la celda del etarra Joseba Iñaki Zugadi García en el que éste tenía anotados datos personales de cuatro jefes de servicio del citado centro penitenciario. Fuentes judiciales han precisado que el cuaderno con los datos se descubrió al proceder al registro de un paquete dirigido a este etarra, que cumple condena de 30 años de cárcel por pertenencia a banda armada, atentado, asesinato y estragos.

El paquete descubierto con el cuaderno había permanecido en la prisión salmantina de Topas, desde la que fue trasladado el etarra el pasado julio para estar cerca de su compañera sentimental, que también cumple condena en el penal de Valladolid. El recluso había solicitado a la dirección del centro las pertenencias que dejó en el centro penitenciario de Salamanca donde, según fuentes penitenciarias, protagonizó bastantes acciones reivindicativas que le definen como "un hombre muy fiel a las órdenes de la cúpula etarra". Esas fuentes aseguran que se trata de "un cabecilla que mantiene estrechos contactos con las asociaciones de familiares de presos y es uno de los instigadores de las huelgas de hambre".

El hallazgo del cuaderno, revelado ayer por Abc, causó sorpresa entre algunos funcionarios de la prisión de Villanubla, que aseguraron que era "necesario reforzar las medidas de seguridad de los trabajadores, especialmente en los transportes, así como la puesta en marcha de otras medidas de autoprotección". Los datos en poder del terrorista preso eran en algún caso tan precisos como el domicilio del funcionario, su numero de teléfono o simplemente su nombre. Según Abc, la información incautada estaba escrita en euskera y los números de teléfono en letra, aspecto que al parecer ha dificultado su detección.

Ni visitas ni 'vis a vis'

Según fuentes judiciales, las medidas de especial protección que se establecieron en las últimas horas consisten en intervenir las comunicaciones escritas de los etarras recluidos, así como suspender las visitas de los familiares y los vis a vis. Esta decisión ya ha provocado las protestas de familiares de los presos que ayer quisieron visitarles. La abogada de otro recluso etarra, Ignacio Pikabea Burunza, un histórico de la banda terrorista, ha formulado una queja por tal decisión que podía ser secundada por los 9 internos de ETA en la cárcel de Valladolid, cinco hombres y cuatro mujeres.El juzgado de vigilancia penitenciaria de Valladolid se pronunciará la próxima semana sobre el aumento de las medidas especiales de seguridad y si las ratifica las podría prorrogar seis meses.

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