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El promotor y la Administración

El Gran Premio de la Comunidad de Madrid no será un caso aislado en el calendario del Mundial de motociclismo. Su esquema organizativo se repite en otros grandes premios. El triángulo mágico habitual lo forman un promotor con su circuito, una Administración pública y la empresa española Dorna Promoción del Deporte, a quien la Federación Internacional (FIM) tiene cedida la explotación del campeonato del mundo. Ocurre así en Melbourne (Australia), Río de Janeiro (Brasil), República Checa, Malaisia y Jerez, por ejemplo.Dorna, compañía perteneciente a la Corporación Banesto, percibe un canon por la concesión del gran premio, que tiene que aportar el promotor. Este, además, debe mantener la instalación a punto, realizando obras si es preciso, como ocurre en el Jarama. Y para rentabilizar su inversión cuenta con la financiación pública -los 200 millones anunciados ayer- y los ingresos de las entradas.

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Para la Administración, el gasto se justifica siempre desde dos puntos de vista. Por un lado, contentan a la afición, que en el caso de Madrid es numerosa y está hambrienta. Por otro, colocan su región o ciudad en un escaparate inmenso: la retransmisión televisiva.

Visto así, no resulta un mal negocio. Por eso ésta es la tendencia de las organizaciones de grandes premios, tanto de motos como de fórmula 1, en los últimos tiempos. Y hay cola para poder acceder al restringido calendario de 15 o 16 carreras. Países como Suráfrica, China, Indonesia, Rusia, Portugal, Rumania, etcétera, se encuentran a la espera.

En el caso del Gran Premio de la Comunidad de Madrid -el Gobierno de Ruiz-Gallardón se ha asegurado de que ninguna marca comercial manche el nombre oficial de la carrera- no existe la certeza de que la experiencia tenga continuidad. La celebración de tres grandes premios en el mismo país resulta infrecuente, y para 1999, el circuito portugués de Estoril (cuyo lugar ocupa el Jarama) ya tendrá acabadas sus obras.

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