Rezar antes de matar
Al parecer, el gobernador Bush se recogió unos instantes en su oratorio y de allí salió reconfortado y convencido de que debía matar a Karla Tucker. Asombra esa capacidad de los políticos estadounidenses para comunicarse con "un dios" que les dice en privado lo contrario de lo que afirma la Biblia: no matarás. Ventajas, supongo, del Internet al servicio de la religión. Lo que importa, al fin, es que él salió consolado y que la justicia norteamericana elevó un poco más su ya contrastada estatura moral.En Madrid, mientras tanto, éramos exactamente siete -tres de mi familia- las personas que nos manifestábamos frente a seis números de la Guardia Civil y dos prosegures que custodiaban la Embajada de EE UU. No parece, pues, que sirviera de mucho revulsivo el espectacular reality desarrollado por los medios de comunicación en torno a la ejecución.
Sólo queda, pues, felicitar al
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gobernador. Hay unos 3.000 condenados en el "corredor de la muerte". Si los mata a todos, puede llegar a convertirse en presidente de Estados Unidos. Entonces no sé si "su dios" le bendecirá. Quien, sin duda, le sonreirá complacido será su siniestro tío George, que dejó tras de sí, al abandonar la presidencia, un estremecedor reguero de sangre.-
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