El candidato que no pudo resistirse

Juan José Ibarretxe, nacido en Llodio hace 39 años, es el hombre que más se ha resistido a encabezar el cartel del PNV en las elecciones autonómicas. No ha sido el único. En los pasados comicios, el actual lehendakari José Antonio Ardanza, también intentó evitar convertirse en el candidato de ese partido. Ninguno de los dos tuvo éxito en su misión imposible. Desde que en la primavera pasada Arzalluz y Ardanza pusieron sus ojos en Ibarretxe, tras el anuncio oficial de Ardanza de no repetir después de 14 años en el cargo, el actual vicepresidente lo ha intentado todo. Nunca hasta entonces había repetido tantas veces la palabra no. Por encima de todo, pesaban en su decisión motivos personales y familiares. Casado y padre de tres hijos, el cambio para la familia Ibarretxe era gigantesco, de ahí las presiones domésticas.

Arzalluz reconoció ayer las dificultades que han tenido que sortear tanto él como Ardanza para hacer entrar en razón al candidato. "A mí me ha tocado hablar mucho con él, porque no quería", dijo.

Sin duda, la presión ha tenido que ser insalvable, como lo fue también en el caso de Ardanza. La negativa inicial puso las cosas muy difíciles a la dirección del PNV, porque la carrera ascendente de un político como Ibarretxe, hábil en la negociación política, discreto y obediente, debía recalar en el palacio de Ajuria Enea. La ejecutiva barajó y sondeó la disposición de otras persona, mientras se preparaba una estrategia de acoso y derribo desde las más altas instancias para vencer las profundas reticencias expuestas por el vicelehendakari.

En torno a la celebración del Alderdi Eguna el pasado 28 de septiembre, Ibarretxe se convirtió en candidato a su pesar tras aceptar la oferta de la dirección del PNV. En su reunión del 19 de enero, la ejecutiva peneuvista decidió por unanimidad presentarle ante las bases para que ratifiquen su nombramiento, y ayer oficializó la cantidatura.