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Antimilitaristas, al tren

Dos insumisos perseguidos se encadenan en Atocha para recordar la muerte de Gandhi

El 50º aniversario de la muerte del pacifista indio Mahatma Gandhi tuvo ayer una celebración especial en el jardín tropical de la estación de Atocha. Dos insumisos pendientes de ingresar en prisión por negarse a cumplir el servicio militar y la prestación social sustitutoria se encadenaron a las 11.30, junto a otros ocho simpatizantes, en la balconada de la estación que asoma al invernadero. Una veintena de personas les apoyaba con consignas y congas ante el estupor de los viajeros, que no sabían el origen de la algarabía.

Vestidos de presidiarios de tebeo, su objetivo era quedarse allí hasta que la policía les soltase las cadenas. Eso sucedió dos horas después, sin que los agentes identificaran ni detuvieran a nadie pese a que uno de los dos encadenados pendientes de cárcel, Miguel Ángel Burón, de 23 años, está en busca y captura desde este verano, a la espera de un consejo de guerra, acusado, de deserción por declararse insumiso dentro del cuartel. Puede ser castigado de dos años, cuatro meses y un día a seis años en prisión militar.

Este maestro de educación de niños autistas desertó junto a otros 15 jóvenes. Tres están ya presos en la cárcel militar de Alcalá de Henares. "Lo que denunciamos no es sólo la mili obligatoria, también el maquillaje que se hace con el papel del Ejército en la sociedad", explica.

Manuel Gutiérrez, un vecino de Torrejón de 25 años, también tiene abiertas las puertas de la prisión: como insumiso, se ha negado a realizar tanto el servicio militar como la prestación sustitutoria. Sobre este psicólogo social en paro pende ya una sentencia adversa. El 20 de noviembre de 1997, la sección cuarta de la Audiencia de Madrid le condenaba a dos años, cuatro meses y un día de cárcel. La suya es la última condena de prisión a un insumiso que se ha dictado en Madrid, ya que el actual Código Penal, a diferencia del viejo, que sólo contemplaba penas de cárcel, impone inhabilitaciones que impiden durante años el acceso a becas y empleos públicos. Ahora, lo habitual es que los jueces apliquen inhabilitaciones por considerarlas más favorables al reo que la cárcel de la anterior legislación, pero a veces no sucede así. Para los grupos de insumisos, la inhabilitación no es una solución mejor, sino una "muerte civil".

Al juicio de Gutiérrez acudieron de testigos el histórico líder de CC OO, Marcelino Camacho, y el sacerdote de Entrevías Enrique de Castro. "Parece que no se deciden a ejecutar mi sentencia porque es inaceptable una condena de cárcel cuando pronto la mili dejará de ser obligatoria, y cuando, además, poco después del juicio, el Congreso votaba una moción para despenalizar la insumisión, que no prosperó por un voto", concluye este joven.

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