Aznar reprocha a CiU que actuará por su cuenta al pedir la comparecencia de Jesús Cardenal
El último conflicto entre el Gobierno del PP y su principal socio, CiU, se solventó ayer con una puesta en escena en la que el jefe del Ejecutivo, José María Aznar, reprochó a los nacionalistas catalanes que actuaran por su cuenta, sin consultarle, para forzar la comparencia en el Congreso del fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, y con el reconocimiento de Jordi Pujol de que, efectivamente, había fallado la coordinación. El vicepresidente Francisco Álvarez Cascos, al querer minimizar el incidente, se descolocó al señalar que ni siquiera había habido malestar en el Ejecutivo por la actitud de CiU. Cardenal, de quien los socialistas insisten en pedir su dimisión, tendrá que aclarar en el Parlamento su apoyo al fiscal de la Audiencia Nacionál Eduardo Fungairiño, que justificó en un informe las dictaduras argentina y chilena.
No estaba previsto en La Moncloa que José María Aznar se refiriera ayer, durante su visita relámpago a Bruselas, al primer conflicto con sus socios catalanes desde su última reunión con Jordi Pujol. En el Gobierno hay malestar por el anuncio público y la presentación en el registro del Congreso de la proposición no de ley por parte de CiU para forzar la comparecencia pública del fiscal general del Estado con el objetivo de que aclarara su frase justificativa de las dictaduras chilena y argentina.Y no estaba previsto porque la misma tarde del martes el vicepresidente Álvarez Cascos, y el portavoz parlamentario de CiU, Joaquim Molins, hicieron las paces y acordaron la intervención de Andrés Ollero en el Congreso, quien en nombre del PP y del Gobierno se comprometió a la comparecencia de Cardenal en el Parlamento.
Con ello, Cascos y Molins ponían fin a un conflicto de breve duración y lo dejaban en el terreno de la "coordinación". Ambas partes admiten que ha habido una ruptura del compromiso contraído entre Aznar y Pujol, en este caso atribuible a CiU, de pactar con sus socios las iniciativas parlamentarias.
Aznar hizo público su malestar ayer. Aunque señaló que no le parecía de ninguna relevancia el hecho de que CiU se haya desmarcado del Gobierno con sus críticas a Cardenal, lamentó a renglón seguido que sus socios catalanes no le hayan consultado antes su intención de pedir la comparecencia del fiscal. "Creo que entre socios estas cuestiones hay que consultarlas antes y espero y estoy convencido de que eso no ocurrirá de nuevo en el futuro", afirmó autoritario. Poco después, Pujol admitía que había sido un error de CIU no haber consultado antes.
Aznar insistió en que, a su juicio, con las críticas a Cardenal por su apoyo a las antiguas dictaduras padecidas por Chile y Argentina, "se están generando polémicas un poquito artificiales". Y se declaró convencido de que Cardenal dará explicaciones convincentes en el Congreso sobre su posición.
En una rueda de prensa casi simultánea, Álvarez Cascos trataba también de quitar importancia al malestar originado en el Ejecutivo por la actitud de CiU, pero iba un poco más allá. Cascos le quitó tanta importancia al malestar que incluso negó que existiera, en clara contradicción con Aznar. Es más, dijo incluso que ni siquiera había reticencias por esta iniciativa.
Cascos dijo que CiU sabía ya que el fiscal general del Estado iba a comparecer en el Parlamento por deseo del Gobierno, en una comparecencia que, según justificó, no es automática y "ha merecido determinadas consideraciones en el Congreso". Añadió que suscribía todos los extremos de la proposición no de ley de CiU.
Tras su estancia en Bruselas, Aznar viajó a París, donde antes de asistir al partido de fútbol inaugural del Estadio de Francia almorzó con el presidente de la República, Jacques Chirac, y se reunió con el primer ministro, Lionel Jospin, informa José Luis Barbería. Chirac y Aznar abordaron cuestiones bilaterales como la- cooperación en la lucha contra ETA y los conflictos del aceite y el plátano, además de asuntos específicamente europeos, entre ellos, la presidencia del Banco Central Europeo, la ampliación de la UE y la situación del Mediterráneo.
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