Un artesano declara que cuatro policías lo encerraron y apalearon
Los testimonios de un fotógrafo y de uno de los artesanos presuntamente apaleados por los policías municipales que desalojaron a porrazos el mercadillo de la plaza de Santa Ana en 1989 centraron la segunda sesión del juicio que se celebra desde el lunes en la Audiencia contra cinco agentes. El artesano Alejandro Martí contó al tribunal que cuatro policías le arrastraron hasta un portal de la plaza y le golpearon con las porras por todo el cuerpo. "Aún hoy sigo sin saber por qué" indicó al tribunal.
Los cinco policías se enfrentan cada uno a una petición del fiscal, por delitos de lesiones, de dos años y cuatro meses de cárcel. Los abogados de la acusación particular reclaman para ellos hasta 10 años de cárcel e incluyen, aparte de las lesiones, delitos de coacciones y torturas. El juicio comenzó el lunes con los testimonios de los policías. Estos aseguraron que tuvieron que defenderse de las agresiones de los manifestantes y que los verdaderamente apaleados aquel día fueron ellos.Los hechos que se enjuician en la Sección Segunda de la Audiencia acaecieron el 28 de octubre de 1989. Unos 80 policías municipales se concentraron en la plaza con la orden de impedir que los artesanos montaran sus tenderetes.
Desde el Ayuntamiento, entonces gobernado por el ex alcalde Agustín Rodríguez Sahagún, se alegó que los artesanos carecían de la preceptiva autorización para vender sus productos en esa plaza. Luego el Tribunal Supremo terminó dándoles la razón. Adujo que la orden municipal de clausura del mercadillo de Santa Ana no se ajustaba a derecho y no se había adoptado a través del oportuno acuerdo municipal.
El relato ayer en el juicio del artesano Alejandro Martí, una de las tres víctimas más graves de la carga policial, resultó sobrecogedor. Señaló que al producirse la carga policial abandonó la plaza corriendo y que, una vez terminado todo, volvió a ella "para buscar a sus amigos". Cuando caminaba por el centro de la plaza, agregó, le abordaron cuatro policías municipales al grito de "usted, usted... ¿qué pasa?". Uno de ellos -añadió Martí al tribunal- le dio un golpe en una ceja y le hizo una brecha. Luego le arrastraron hasta un, portal de la plaza, cerraron la puerta -"supongo que para que los fotógrafo! que había en el lugar no les pillaran", dijo y comenzaron a golpearle con las porras. Confesó que adoptó una posición de protección. Se tiró al suelo, se encogió y se tapó la cabeza con las manos para atemperar "la lluvia de palos" que cayó sobre él.
En el juicio le' preguntaron si recordaba el rostro de alguno de sus agresores. Dijo que no, si bien recordó que, mientras varios agentes le golpeaban, una mujer (en alusión a la acusada Soraya Benito) le cogió por los pies con intención de ponerle "de frente hacia sus compañeros" que le golpeaban. Pasados "entre tres y cinco minutos" oyó a personas desde la calle que sabían que él estaba dentro con los guardias y que pedían a los guardias que le dejasen. Luego abrieron la puerta otros policías y ordenaron a sus compañeros que pararan. Martí estuvo impedido durante 15 días.
Uly Martín, fotógrafo de EL PAÍS, explicó al tribunal que vio a varios agentes salir del portal escoltando a una persona (Alejandro Martín) que sangraba por la ceja izquierda. Y que también captó imágenes de otros agentes golpeando por la espalda a artesanos durante la carga policial.
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