El Atlético se escuda en la mala suerte

"El fútbol a veces te avisa, pero ayer el gol fue un poco imprevisible, nadie lo esperaba, fue un final para Hitchcock". Radomir Antic llevó su análisis del partido de Copa al ámbito de la trama del cine de misterio. Sin embargo, para el Zaragoza la cuestión tuvo poco de enigma: en cuanto advirtió que Antic retiró a Lardín (por Vizcaíno, m. 80) y encomendó a Caminero a modo de carrilero la vigilancia de la banda izquierda, el cuadro maño forzó sucesivos dos (Belsué-Acosta) contra uno (Caminero) por ese lado hasta fabricar la jugada del gol. Pero el Atlético prefiere apelar a lo inexplicable, a la mala suerte.

Como Antic, muchos jugadores piensan que lo están haciendo bien, pero admiten que, "en cuanto a resultados", pasan por el peor momento que vive el equipo desde que el técnico serbio asumió la dirección técnica, en el verano de 1995. Para el técnico y parte del vestuario, sólo la mala suerte fue la causante de la eliminación de la Copa del Rey, ayer ante el Zaragoza, y de su sexto puesto en la tabla de clasificación en el campeonato de Liga.

Antic dijo que el gol que los descabalgó de la Copa también fue producto de esa mala fortuna que persigue al equipo. El entrenador opina que no hubo más remedio que plantear el juego como se hizo.

"Fútbol con intención, fútbol alegre", es el que hace el Atlético según su técnico. Y es el que desplegó el martes por la noche ante el Zaragoza con Kiko, Vieri, Juninho, Caminero, Lardín y Jose Mari por delante. Todos fueron estiletes. Metieron dos goles en la primera parte y empataron la eliminatoria. "Tuvimos el pase a los cuartos de final en la mano, pero en fútbol no siempre gana el que se lo merece", reflexionó el técnico. Caminero, Lardín y Juninho piensan lo mismo: no hubo suerte.

Tampoco hubo pausa, el Atlético fue pura velocidad. "Así deberíamos jugar en la Liga", animó Juninho. A Juninho le dominó el vértigo. "No podíamos tranquilizamos", explica el brasileño, de lejos, el que más corrió en todo el partido. "Estamos con una línea de juego y de ilusión correcta; sólo nos falta fortuna", se lamenta Caminero.