Borís Yeltsin reprende al Gobierno nada más regresar al Kremlin
Borís Yeltsin volvió ayer al Kremlin e intentó demostrar que está recuperado de los problemas de salud que forzaron su internamiento en un sanatorio moscovita hace más de un mes, y le aconsejaron tomarse dos semanas de convalecencia, apenas disfrazadas de vacaciones. El presidente ruso, que cumplirá 67 años el próximo 1 de febrero, tuvo una intensa jornada de trabajo, y abroncó con voz bastante firme a su Gobierno por haberle hecho quedar mal al no cumplirse totalmente su promesa de pagar antes de fin de año todos los atrasos salariales a millones de empleados públicos: militares, médicos, profesores y otros.
Lo más insólito es que el primer ministro, Víktor Chernomirdin le replicó: "No diga eso, Borís Nicolaievich. Hemos pagado a todo el mundo. Hemos cumplido con todas nuestras obligaciones". Más que el primer ministro, los destinatarios de su reprimenda fueron los dos vicejefes de Gobierno, Anatoli Chubáis y Borís Nemtsov. Ambos vieron recortadas la semana pasada sus funciones en una operación que, prácticamente, convirtió al incombustible Chernomirdin en un número dos cada vez con más posibilidades de convertirse en el candidato del sistema para suceder a Yeltsin en el 2000.
El presidente no dijo ayer una sola palabra sobre la posibilidad de nuevos cambios, pero sigue en pie su amenaza de hacer rodar las cabezas de los ministros que, el próximo 26 de febrero no superen el examen al que les someterá.
En el último mes, las escasas apariciones televisadas de Yeltsin sirvieron casi más para alimentar los rumores de que está gravemente enfermo que para acallarlos. Ayer, sin embargo, aguantó aparentemente bien un programa muy cargado.
El líder del Kremlin trató de la situación en Chechenia con el ministro del Interior, Anatoli Kulikov, quien hace unos días se mostró partidario de lanzar "ataques preventivos" en la república secesionista para evitar acciones como las perpetradas por comandos el pasado diciembre contra unidades rusas en la república de Daguestán. Yeltsin no quiso abroncar a Kulikov, e incluso dio a entender que comparte algunos de sus puntos de vista. Moscú se está tragando un nuevo sapo en Chechenia al encargar el presidente Aslán Masjádov la formación de Gobierno a Shamil Basáyev, el enemigo público número uno de Rusia tras dirigir en junio de 1995 una incursión en la localidad rusa de Budiónovsk, que se saldó con más de 100 muertos.
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