Llamada al FMI para discutir la crisis asiática

Los Quince quieren discutir con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la crisis en Asia. Aunque no pierden ocasión para elogiar el comportamiento de la economía europea durante el tambaleo de los mercados asiáticos, cada vez es más patente entre los ministros del Ecofin el temor de que a largo plazo esa inestabilidad repercuta negativamente sobre la UE. Para tratar de ello, el británico Gordon Brown, presidente en ejercicio del Ecofin y ministro de Finanzas británico, anunció que los Quince se encontrarán con el director general del FMI.No hay urgencia ni fecha para el encuentro, pero ha de servir para discutir en común qué medidas se han de tomar a nivel mundial para evitar que crisis bancarias como la que se está viviendo estos meses se repitan en el futuro y, en todo caso, evitar su contagio a otras zonas económicas.

"Seguiremos vigilantes, pero no veo un impacto serio que nos conduzca a una deflación", intentó tranquilizar Brown. "Tenemos que trabajar en la línea de hacer un diagnóstico precoz" cuando aparecen crisis como la asiática, añadió. Rodrigo Rato siguió esa línea: "No creo que vaya a tener un gran impacto económico ni a nivel de las exportaciones. Europa es quien más aporta al FMI, pero la solución de esta crisis depende de China y Japón".

El francés Dominique StraussKahn vio en el buen comportamiento de la economía europea una consecuencia por adelantado de las ventajas que aportará el euro. "Todos nos hemos sorprendido de que Europa haya sido un polo de estabilidad durante la crisis asiática", dijo.

Los ministros no perdieron la ocasión para reafirmarse en sus posiciones ya conocidas sobre la reforma de la financiación comunitaria. El alemán Theo Waigel planteó de forma indirecta la necesidad de acordar un cheque alemán, que permita a este país reducir de forma unilateral su contribución a los presupuestos de la UE. Pero lo hizo con elegancia, lanzando un encendido elogio al llamado pacto de Fontainebleau,-"una decisión sabia", dijo- el acuerdo que permitió en 1984 abrir las puertas a la concesión del cheque británico que reclamaba entonces Margaret Thatcher al grito de "quiero que me devuelvan mi dinero".

Waigel pidió a la Comisión que "con este espíritu presente una propuesta de mecanismo de protección general para todos". Es decir, cómo conseguir aplicar de forma automática un cheque nacional a un país que aporta a la UE más de lo que recibe.