UNA HERENCIA MUSICAL

La Agrupación Musical Santapolera está revisando estos días a marchas forzadas añejas y castizas partituras para satisfacer la última voluntad de un suboficial de la Marina, por cuya herencia pugnan el Ayuntamiento de Santa Pola (Alicante) y un sobrino. José Ferrer Torres, militar retirado, que falleció el miércoles en la localidad alicantina a los 85 años, dejó en testamento hace cuatro años todos sus bienes al Ayuntamiento de Santa Pola, siempre y cuando se respetasen una serie de requisitos en su funeral. Ferrer exigió que, aparte de amortajado con su uniforme militar y ataviado con todas sus condecoraciones, su entrada al cementerio fuera presidida por la banda municipal al son de melodías tales como el Cara al Sol, el himno nacional y el pasodoble El beso de la española. Ferrer, natural de Ibiza, estaba afincado en Santa Pola desde hace varios años, donde tenía un restaurante y una vivienda. Además, poseía un hotel y varias fincas más en la isla. La cuantía de su fortuna podría rondar los 40 millones de pesetas. Pero la incógnita es quién será el beneficiario final de los bienes. Ayer apareció un sobrino del militar que asegura ser el único heredero ya que tiene en su poder un testamento que invalida el del Ayuntamiento. La cuestión la tiene que dilucidar el albacea de Ferrer, el gestor Julio Baeza. "Hasta que no vea el nuevo testamento, nadie va a tocar nada de la herencia de Ferrer", dijo ayer Baeza, horas antes de celebrar una reunión con el susodicho sobrino. Éste, al parecer, sólo cuestiona la titularidad de la herencia y, en cualquier caso, está dispuesto a respetar la voluntad de su tío en lo que al desarrollo del funeral (previsto para mañana) se refiere. Tampoco la corporación va a poner pegas al peculiar funeral reclamado por el militar: "Por encima de gustos e ideologías, está la última voluntad de las personas", precisó el alcalde, Pascual Horts, del PP.- ,