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MUNDIALES DE NATACIÓN

Decepción por el bajo nivel de las marcas

Las ampollas de la nadadora china contenían hormona en estado puro

Frustración, desconcierto, asombro. Esas palabras bastan para resumir el ambiente que se respira en el Challenge Stadium de Perth después de dos días de pruebas de natación. Los títulos mundiales se están ganando, salvo contadas excepciones, con marcas de saldo, y ni siquiera las nadadoras chinas están a la altura que se esperaba. La explicación más plausible para este desbarajuste puede ser el exceso de competiciones importantes en los dos últimos años. Los nadadores han llegado a los mundiales de Perth después de haber afrontado unos Juegos Olímpicos en 1996 y campeonatos continentales en 1997. Pero el caso es que pocas figuras se están acercando a sus mejores marcas, y en ocasiones, no llegan ni siquiera a meterse en el podio.En medio de la decepción se supo un dato más sobre el asunto de las ampollas que contenían hormona de crecimiento. El ministro de Deportes australiano desvelaba ayer que dichas ampollas contenían hormona en estado puro,es decir que cada dosis podía utilizarse, convenientemente diluída, para varias personas. Ese nuevo dato se incorporaba a la investigación que están realizando los abogados encargados del caso por la Federación Internacional de Natación (FINA). En el ánimo de algunas delegaciones abundaba la sospecha: las 13 ampollas podían servir para tratar a todo el equipo chino.

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Decepción fue lo que ocurrió en los 100 metros braza, la prueba que se esperaba ayer con más interés. Todo el mundo daba por seguro que el duelo entre la húngara Agnes Kovacs, la surafricana Penny Heyns y la australiana Samantha Riley traería el primer récord del campeonato. Pues bien, no sólo no hubo récord, sino que ni una de las tres favoritas subió finalmente al podio. Las medallas fueron a parar a tres nadadoras que antes de la salida ni soñaban con hacer más de un cuarto puesto. La estadounidense Kristy Kowal fue la primera en tocar la pared, con un tiempo de 1.08.42, muy lejano del récord del mundo que consiguió Heyns en Atlánta (1.07.02). La mejor clasificada de las figuras fue Kovacs, que entró cuarta.

Víctima del mismo síndrome fue el canario Frederik Hviid en los 400 metros estilos. La marca de 4.19.68 que consiguió en los Europeos de Sevilla en agosto era un pasaporte directo para la lucha por uno de los puestos de cabeza, pero Hviid no estuvo fino ayer. Subió tres segundos por la mañana y se tuvo que conformar con la final B. Su actuación de la tarde fue algo mejor. Consiguió la primera plaza en la consolación con una marca de 4.21.66 que le hubiera valido para quedar séptimo en la gran final. Más meritorio fue el cuarto puesto en la final B de la misma prueba del también español Miguel Santolaya, de 18 años, aunque tampoco él mejoró su marca personal de 4.25.73.

La carrera de 400 estilos no fue deslumbrante, pero sí emotiva. La capitanearon el estadounidense Tom Dolan, estrella de los mundiales de Roma de 1994, y el, holandés Marcel Wouda, campeón de Europa de la distancia. Ganó Dolan, el hombre que posee el récord del mundo, aunque sus 4.14.95 estuvieron aún lejos de los 4.12.30 de Roma. Sin embargo, Dolan estaba contento, porque los mundiales de Perth suponen su vuelta a la competición internacional después de haber tenido que pasar un año retirado por culpa de su asma crónica.

En los 200 libres, el oro fue para la costarricense Claudia Poll, que estuvo un segundo por encima de su mejor marca personal (hizo 1.58.90), mientras que el relevo de 4 x 200 masculino estuvo dominado por un jovencísimo equipo australiano -había dos competidores de 15 años y dos de 20- que no batió el récord del mundo (7.11.95) pero dio toda una exhibición de talento. Se quedaron a tan solo 48 centésimas. También ayer se celebró la final de solos de natación sincronizada, que dominó la rusa Olga Sedakova. La española Gemma Mengual obtuvo la décima posición en esta final.

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