Un caso de racismo
Me dirijo a ustedes con la intención de hacer público un (a mi juicio) preocupante suceso acaecido hace unos días y que a continuación paso a relatar:Una joven de 19 años es contratada, a través de una empresa de trabajo temporal, en una conocida hamburguesería. En un principio, todo parece marchar bien: al menos, la chica se siente a gusto. Su contrato, sin embargo, la obliga a permanecer en el local hasta su cierre, a las 2.30. Puesto que, en un momento dado, ella cambia de domicilio a una zona mal comunicada durante la noche, expone a la encargada la dificultad que le supone permanecer en el establecimiento hasta más tarde de las dos de la madrugada. Plantea el problema abiertamente y de manera asertiva, mostrándose receptiva a la hora de acoger alternativas. Así, explica los motivos que causaron su traslado de domicilio, y comenta su ascendencia gitana.
Una enfermedad la hace faltar al trabajo durante dos días. Tras reincorporarse (con el correspondiente justificante médico), observa que su nombre no aparece en las listas en las cuales reparten, cada semana, los días de trabajo de los empleados. Se dirige a hablar con la encargada, quien, sin más explicaciones, la remite a la empresa de trabajo temporal a través de la cual fue contratada. Allí se le comenta que la encargada ha reprochado el no haber informado previamente de su ascendencia gitana, y desde su empresa se le aconseja que no lo descubra en lo sucesivo.
La causa oficial del despido es la lentitud con la que trabaja, excusa que parece un tanto absurda si notamos que llevaba tan sólo dos semanas trabajando.
Me siento idiota tratando de explicar, a estas alturas de siglo, que ser gitano, como pertenecer a otra raza, etnia o grupo social, no nos determina en modo alguno, que la vida no nos viene dada de antemano, que la libertad está para usarla, y cosas así. Me limito, por tanto, a que contrasten esta información con el artículo 14 de nuestra Constitución.-
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