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El fiscal pide tres años de cárcel para los acusados de atacar un centro de menores

Jan Martínez Ahrens

, El Juzgado de lo Penal número 1 de Madrid revivirá mañana los pormenores del brutal ataque que sufrió el día de Año Nuevo de 1996 el centro de tutela de Torrelodones, que acoge a niños desprotegidos. En el banquillo se sentarán cinco jóvenes acusados de haber arrojado aquel día un cóctel mólotov al patio del centro y, al ver que no explotaba, haber animado a un niño negro de cinco años a recogerlo. El crío, a quien la bomba le estalló en las manos, aún sufre en un ojo las secuelas de las quemaduras. El fiscal pide para los acusados tres años de cárcel. SOS-Racismo eleva esta petición de pena a seis años.

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El relato del fiscal arranca el 1 de enero de 1996. Ese día, los acusados Enrique Blanco Rodríguez, Tomás Otto Portero Arfsten, José Ignacio García Leaniz Hortal y Jesús Mandri Zárate (con edades comprendidas entre los 24 y los 29 años y sin antecedentes penales) se dirigieron a la casa de Francisco Javier San Román. Allí prepararon tres artefactos explosivos con botellas de plástico rellenas de aguafuerte y bolas de papel aluminio (que actúan de catalizador). Su objetivo, según el fiscal, era arrojar estos cóÍcteks mólotov: por Torrelodones (una población residencial de 10.000 habitantes). Para ello se subieron al coche de José Ignacio y comenzaron a recorrer el término municipal. La primera bomba incendiaria fue lanzada contra unas obras, y la segunda, contra una papelera pública. Luego se dirigieron hacia el Centro Tutelar y de Protección de Menores Nuestra Señora de Lourdes. Eran las 11.15.Justo en ese momento, una decena de niños correteaba por el patio del colegio. Los críos, a los que la institución les había entregado una paga por Año Nuevo, esperaban para salir a la calle a comprar chucherías. Se trataba, según la directora del centro, de unos chiquillos que, a diferencia de otros compañeros, incluso en la Navidad se veían relegados por sus parientes.

"Cogedla, cogedla"

El coche ocupado por los cinco jóvenes aparcó en las proximidades de la residencia. Un joven, como recuerda el fiscal, lanzó la bomba incendiaria "pese a percatarse de que allí se encontraban jugando varios niños de corta edad". Algunos pequeños se asustaron. No así M., un niño negro de cinco años, quien se acercó a aquella botella de CocaCola que había caído al patio. Los atacantes, según SOS-Racismo, al ver que no había estallado la bomba, aprovecharon entonces para animar a los críos a recogerla. "CogedIa, cogedla, que es para vosotros", les gritaron.El pequeño M. les atendió. Y, en ese momento, el artefacto se incendió. El niño, alcanzado por las llamas, chilló horrorizado. Sus ojos habían resultado afectados por las quemaduras. Los gritos de los pequeños alertaron a una profesora que, entre llantos, se los llevó inmediatamente al interior del edificio.

Los supuestos agresores, entretanto, huyeron. Sin embargo, según un vecino, al cabo de unos quince minutos volvieron al lugar de los hechos. Uno saltó la valla y recogió los restos de la bomba incendiaria, presumiblemente para eliminar pruebas. El testigo tomó nota de la matrícula del coche. Este dato facilitó la detención de los sospechosos por la Guardia Civil.

Doce días de hospital

El niño herido permaneció hospitalizado durante 12 días. Como consecuencia de las quemaduras, aún sufre una lesión en el ojo derecho que puede derivar en una úlcera corneal.La fiscalía exige, por un delito de lesiones, tres años de cárcel para cada uno de los imputados, así como una indemnización de 1.360.000 pesetas. La acción popular, representada por la: organización SOS-Racismo, solicita ,seis años de prisión para cada procesado por el mismo delito. La indemnización fijada por esta organización supera los cinco millones de pesetas.

Para el abogado de SOS-Racismo José Antonio Moreno, el ataque contra el centro de menores constituyó un hecho "cobarde". "No sólo escogieron un sitio donde viven niños que han sufrido problemas de marginación, sino que, al ver a un negro, insistieron en que recogiese la bomba con el ánimo de que se quemase", comentó Moreno.

Todas las defensas, excepto la de Enrique Blanco -que sólo reconoce una imprudencia-, piden la absolución, según fuentes jurídicas.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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