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Grupos de parados franceses pasan a la acción con una campaña de ocupaciones por todo el país

Dos ministros del Gobierno francés -Martine Aubry (Empleo y Solidaridad) y Jean Claude Gayssot (Transportes)- recibieron ayer a un colectivo de parados para proponerles que las personas sin trabajo puedan utilizar los transportes públicos a mitad de precio. Desde hace 20 días, los parados se mueven. En los alrededores de Marsella empezaron por ocupar los locales de la ASSEDIC (Asociación para el Empleo en la Industria y el Comercio), organismo clave en la gestión del seguro de desempleo, gestión que desempeñan los sindicatos y la patronal. Los ocupantes querían una prima de 3.000 francos (75.000 pesetas aproximadamente). El ejemplo marsellés cundió primero en la región y luego en todo el país. Actualmente son 13 los locales ocupados de la ASSEDIC, pero muchos más los que están cerrados para evitar nuevas ocupaciones.

El Gobierno quiso que sindicatos y patronal resolvieran solos el problema, pero luego se ha visto obligado a intervenir. El Partido Comunista, los ecologistas y la CGT, central sindical próxima a los comunistas, han expresado respaldo a las iniciativas de los parados. El 65% de la opinión pública también dice comprender la protesta, según señalan las encuestas.El actual Ejecutivo socialista, que preside Lionel Jospin, no se ha cansado de repetir que su principal objetivo era la lucha contra el paro. Hasta ahora su discurso y sus actos no habían topado con detractores importantes, desarticulada la derecha por su derrota electoral y dividida la patronal por sus desacuerdos. Las minoritarias y muy inestables organizaciones de desempleados han sabido poner fin a esa especie de despotismo ilustrado de izquierdas.

Los manifestantes son poco numerosos, pero demuestran mucho ingenio: paralizan el tráfico ferroviario, como sucedió ayer en Montbeliard; invaden hoteles de gran lujo, como el Royal Monceau, o restaurantes famosos; rodean una prefectura; siguen ocupando diversos locales de las ASSEDIC, o se ganan a la opinión pública liberando ciertas autopistas del pago del peaje.

¿Qué quieren en realidad estos parados en rebelión? Oficialmente sólo la prima citada, una ayuda que otros años se les concedía restándola del llamado ''fondo social". Y trabajo, claro. El Gobierno ha intentado dividir a los contestatarios aceptando pagar, después de "estudiar caso por caso", a los más necesitados. Pero ha sido en vano. Ahora propone transporte a mitad de precio, cultura gratis, alquileres reducidos, electricidad a precio especial y una amplia gama de medidas a negociar. La rebelión parece haber dado sus frutos.

Francia tiene ahora poco más de 3,1 millones de desempleados, un 12,4% de la población activa. La situación mejoró muy levemente durante los pasados septiembre, octubre y noviembre. El Gobierno de Jospin no espera un cambio sustancial de la situación hasta el próximo otoño, cuando se ponga en marcha la política de reducción de la jornada laboral.

Sin embargo, los desempleados no quieren aguardar tanto. "Oigo hablar de paro a todas horas, en la televisión, en la radio, en la calle, pero ahora es la primera vez que se escucha hablar a los parados", resumía un miembro de Partage (Reparto), la más antigua de las asociaciones que intentan agrupar a quienes se han quedado sin trabajo.

Oficialmente el movimiento de los parados es apolítico y tanto Partage como AC (Actuarcontra el Paro), APEIS (Asociación para el Empleo, la Información y la Solidaridad) o MNCP (Movimiento Nacional de Parados y Precarios) dicen que no desean ser instrumentalizadas por ningún partido o central sindical.

Cambio sustancial

Lo cierto es que el panorama sindical ha vivido en los últimos meses un cambio sustancial en Francia. La CFDT de Nicole Notat, un sindicato que intenta importar la tradición escandinava de gestión compartida en un contexto estrictamente reivindicativo, ha progresado mucho. Es más, la CFDT controla ahora las ASSEDIC, lo cual equivale a dinero y poder.Para comunistas y ecologistas, el movimiento de protesta de parados supone una oportunidad de hacer oír su música diferente dentro del concierto gubernamental. No han dejado pasar la oportunidad. Para Fuerza Obrera (FO), SUD (sindicato radical) o la CGT es una buena ocasión para desacreditar a la CFDT de Notat, que ellos presentan como un sindicato al servicio de los cuadros directivos.

La realidad es que la CFDT quiso que las 55.000 primas navideñas que repartía la ASSEDIC a partir del 2% de su "fondo social'' se convirtiesen en 300 francos suplementarios mensuales para los que menos reciben, al tiempo que el resto del montante en discusión -más de 1.500 millones de francos- se destinaba a mejorar la formación de quienes buscan un empleo. Demasiada racionalidad en un mundo de urgencias y desesperación.

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