Pujol acude a la cita con Aznar con la voluntad de mantener el apoyo al Gobierno en 1998
/ LUIS R. AIZPEOLEA, / Madrid El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, acudirá a su próximo encuentro con el jefe del Gobierno, José María Aznar, con la voluntad de encontrar los suficientes puntos de coincidencia que permitan continuar el apoyo de los nacionalistas catalanes al Ejecutivo durante 1998. Esta es la principal decisión adoptada por el comité de enlace de CiU, reunido de forma discreta dos días antes de Navidad, informaron fuentes nacionalistas. Pujol tiene la intención de plantear a Aznar reclamaciones autonómicas para Cataluña, pero también proyectos de política general.
Otro de los objetivos principales de Pujol es abordar con Aznar el ''problema de comunicación" entre CiU y el Gobierno, que juzga que está en el origen de muchos de los conflictos surgidos en los últimos meses. Una mejor comunicación, señalan medios nacionalistas, implicaría que el Gobierno no debería tomar ninguna iniciativa importante sin informarles previamente a ellos, sobre todo en "cuestiones sensibles" (himno, humanidades, libertades públicas, lengua catalana ... ).En esa reunión del comité de enlace, algunos dirigentes de Convergéncia Democrática, el principal partido de la coalición, se mostraron partidarios de que Pujol adelantara al primer semestre de 1998 las elecciones catalanas, lo que suponía romper ahora con el Gobierno central. Esta posición fue defendida por Joaquim Molins (portavoz en el Congreso), Pere Esteve (secretario general de CDC) y Felip Puig (secretario de organización), pero quedaron en minoría frente a otros dirigentes del mismo partido y a la totalidad de la delegación de Unió Democrática. Y lo que resulta más decisivo en la coalición nacionalista: la ruptura fue rechazada por Jordi Pujol. Esas posiciones ya se manifestaron dos días antes en el secretariado permanente de Convergéncia.
Hace pocas semanas, el presidente catalán bromeaba con un grupo de periodistas afirmando que él debe dedicar el 90% de su tiempo a frenar a sus colaboradores más impetuosos, que ahora le reclaman romper con el PP y hace dos años le aconsejaban hacerlo con el PSOE.
La posición rupturista
Molins, que refleja la opinión del grupo parlamentario, desea la convocatoria anticipada en Cataluña para que Pujol recupere la mayoría absoluta en el Parlament, y así él podrá tener manos libres en el Congreso de los Diputados, explican dirigentes nacionalistas. Esteve y Puig argumentaron que las encuestas que manejan son muy buenas para CiU y quizá no sean iguales en 1999. Pese a éstas y otras presiones sobre Pujol, éste se ha ratificado en su idea de no convocar elecciones hasta febrero o marzo de 1999, siempre que no surja un imponderable que le obligue a cambiar de planes. Este calendario supone que la rupturacon el PP podría coincidir con el debate del Presupuesto para el próximo ejercicio.Xavier Trias, consejero de la Presidencia y uno de los más cercanos colaboradores de Pujol, declaró ayer que la entrevista entre éste y Aznar será "constructiva". La reunión, agregó, "servirá para ver cómo se puede continuar trabajando para que el país funcione bien". También Molins, una vez derrotada su opción, ha apoyado en público la continuidad del pacto.
El comité de enlace sirvió para poner de acuerdo a ambos partidos coligados sobre la estrategia que seguir ante el decisivo encuentro de Pujol con Aznar. Asistentes a ese encuentro precisaron que esa voluntad de mantener la colaboración con el Gobierno está supeditada a que pueda fijarse un marco de relación y unos objetivos comunes para este año.
Aunque en esa reunión no se entró en demasiados detalles sobre las propuestas que Pujol pondrá sobre la mesa, se tiene la impresión de que Pujol no plantearácuestiones en principio inasumibles para el jefe del Gobierno. En contra de lo que muchos piensan, el político nacionalista no polarizará sus propuestas en cuestiones autonómicas, aunque éstas estarán presentes. Planteará cuestiones de ámbito general español en el terreno socioeconómico, como las iniciativas para crear empleo, la refórma fiscal, la política monetaria post-Maastricht o las reformas estructurales pendientes. También reclamará la transferencia de más de 50 competencias a la Generalitat, la mayoría, de las cuales se derivan del simple cumplimiento del Estatuto de Autonomía.
Pujol sondeará a Aznar sobre su receptividad a otro tipo de reivindicaciones, más estratégicas, que plantea ClU para reformar el Estado en el sentido de que se reconozca la singularidad de Cataluña, también en el terreno de la financiación de la Generalitat. En función de la receptividad que muestre el jefe del Gobierno, estos temas se abordarán en futuros encuentros. Algunos dirigentes de CDC aseguran haber recibido mensajes de La Moncloa según los cuales Aznar no está dispuesto a hacer a Pujol concesiones que la opinión pública pueda interpretar como "cesiones a los catalanes" a cambio de votos y que alimenten el tópico de que quien manda en España es Jordi Pujol.
En ese sentido, fuentes del Gobierno indicaron que su deseo es que, en el fututo, las relaciones con sus socios parlamentarios de CiU se centren en políticas generales de Estado y no en las reclamaciones autonómicas del nacionalismo. Con ese talante acudirá el presidente Aznar a su encuentro con su socio principal.
En el Ejecutivo se cree que existe un amplio campo de colaboración entre Gobierno y CiU en terrenos distintos al autonómico, como la política de convergencia con Europa, la política económica e incluso el área social. "A las bases del PP y del nacionalismo catalán nos unen muchas más cosas que las que nos separan, y con el tiempo van a imponerse las primeras", señalan fuentes del PP.
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