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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Españoles en París

En relación con la carta de Juan Souza Peñalosa referente a la olvidada participación de numerosos españoles en el llarnado bando aliado durante la II Guerra Mundial y el trato que se le dio a Francia al finalizar ésta, como potencia aliada, a pesar de ser ocupada durante todo el conflicto (EL PAIS, 11 de diciembre de 1997), me gustaría dar algunos datos interesantes.La mayoría de los combatientes republicanos que llegaron a Francia tras la guerra civil y que lograron huir de los campos de concentración en donde los internaron nuestros vecinos se unieron a los franceses de De Gaulle, organizaron la Resistencia, combatieron en el Ejército soviético o junto a Tito en la ex Yugoslavia.

De este modo combatieron en la gran mayoría de frentes, contribuyendo a la derrota del Tercer Reich: norte de África, Unión Soviética y Europa ocupada; y es especialmente singular el papel que desempeñaron en territorio galo.

El 24 de agosto de 1944, a las 20.45, las fuerzas aliadas llegan a París a través de la Puerta de Italia; el primer vehículo que la cruza es un semioruga M-3 de fabricación norteamericana; en letras blancas sobre fondo negro puede leerse el nombre con el que su tripulación lo ha bautizado no es otro que Guadalajara; en él viajan los españoles Blanco, Abenza y Baños y un tal Reitter. Le siguen otros tantos blindados y carros de combate Sherman de nombres tanpintorescos como Belchite, Ebro, Dulcinea, España Cañí, Gernika, Don Quijote, Teruel o Brunete.

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Es el Regimiento de Marcha del Chad, concretamente la, Segunda División Blindada, cuyos vehículos de la compañía 9ª abren el camino; ésta es conocida popularmente como la nueve, puesto que casi la totalidad de sus soldados y suboficiales son españoles, los cuales también abundan en la 11ª compañía. Es más, cuando los franceses salen a recibir a sus liberadores se encuentran con que la bandera que enarbolan muchos de los tripulantes de los blindados no es otra que la republicana, hecho del que se hace eco The New York Times de 26 de agosto de 1944.

Por si fuera poco, cuando se produce la detención del comandante militar supremo de París, Von Choltiltz, en el hotel Meurice, es el español Antonio Gutiérrez el que la lleva a cabo, quedándose con su reloj de pulsera como recuerdo.

Esto es sólo una parte de la particular guerra que libraron contra el Eje nazi-fascista muchísimos españoles y que tan poco reconocimiento han obtenido, cayendo en la mayoría de los casos en un olvido más que intencionado, sobre todo por parte de aquellos por los que combatieron.-

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