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España quiere ingresar en el embrión de la Agencia Europea de Armamento

Miguel González

España está negociando su ingreso en la Organización Conjunta de Cooperación en Materia de Armamento (OCCAR), embrión de una futura Agencia Europea de Armamento capaz de competir con la poderosa industria militar de EE UU. España, sin embargo, exige que sus inversiones reviertan en las empresas españolas, a lo que se oponen los cuatro miembros de la OCCAR -Francia, Alemania, Reino Unido e Italia-, que enarbolan la, bandera de la libre competencia frente al principio proteccionista del "justo retorno".

La OCCAR tiene su origen en el acuerdo de cooperación sobre armamento alcanzado en diciembre de 1993 en la cumbre franco-germana de Bonn (Alemania). Sus principios inspiradores gestión común de los programas bilaterales, buscando el menor coste y la máxima eficacia mediante la libre competencia entre las empresas de los dos países fueron definidos en diciembre de 1995 en Baden Baden (Alemania). En diciembre de 1996, el Reino Unido e Italia ingresaron en la organización.El problema para España es que los cuatro países que integran la OCCAR representan más del 80% de la industria militar europea, por lo que quedarse fuera significa excluirse del futuro mercado europeo de armamento y, en consecuencia, del único intento serio por competir con EE UU.

Actualmente, la falta de coordinación de las empresas europeas de armamento lleva, por ejemplo, a que Europa fabrique cuatro modelos de carros de combate, por uno solo norteamericano, lo que supone que las series son más cortas y los costes superiores, perdiendo capacidad de competir.

Sin embargo, según el secretario de Estado de Defensa, Pedro Morenés, ingresar en la OCCAR aceptando sin más la libre competencia también puede suponer a medio plazo la desaparición de la industria española que, salvo en algunos sectores concretos, carece del nivel tecnológico de sus homólogas francesa o alemana.

Hasta ahora, en los grandes programas militares europeos (como el caza EF-2000) se ha aplicado él principio del "justo retorno", de forma que cada país reciben pedidos por un importe equivalente a las inversiones que reafiza. Esta fórmula es rechazada por, los socios de la OCCAR, que la consideran un elemento multiplicador de costes y, aunque aceptan el ingreso de otros países en la organización se niegan a modificar sus principios fundacionales.

Para España, una fórmula de compromiso pasaría por aceptar, aunque sea transitoriamente, la aplicación matizada del 'Justo retomo", de forma que no se aplicase a cada programa concreto, sino a un conjunto de programas, considerados globalmente. Es decir, España aceptaría aportar más delo que recibe en un programa determinado a cambio de compensar dicho déficit en otros. Para asegurar, que esto se cumple habría que obtener el equilibrio financiero en un plazo prefijado.

La entrada en la OCCAR se realiza mediante la participación en programas concretos. Holanda ha pedido participar en el VBCI (Vehículo Blindado de Combate de Infantería) y España está interesada en éste y en otros programas que en 1 él futuro podrían ser gestionados por, la, OCCAT? como él satélite Helios 2. Esta organización ha iniciado su andadura a sumiendo la gestión de programas bilaterales o trilaterales de los países miembros: el helicóptero de combate Tigre; los misiles Milan, Hot, Roland y Apache; y la fragata Horizon, entre otros.

El fuerte impulso de la OCCAR contrasta con la lánguida existencia de la Organización de. Armamentos de Europa Occidental (OAEO), un organismo dependiente de la Unión Europea Occidental (UEO) en el que sí participa España. La única ventaja de la. OAEO, limitada al campo de la investigación, respecto a la OCCAR, dirigida a la adquisición de armas, es que la primera, por su dependencia de la UEO, dispone de una personalidad jurídica -imprescindible para contratar- de la que carece la segunda.

La OCCAR ha intentado situarse bajo el paraguas de la UEO, pero ésta se ha negado a prestarle cobertura mientras los cuatro grandes de la industria militar europea no flexibilicen su actitud. Para el diputado socialista Luis María de Puig, presidente de la Asamblea Parlamentaria de la UEO, el futuro de ambas pasa por su fusión en el seno de la organización defensiva eurpea

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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