_
_
_
_
Tribuna:VISTO / OÍDO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El fracaso del divorcio

Dije ayer: "el fracaso del divorcio" y se me reprocha. El divorcio es una de las pocas libertades que trajo la democracia, aparte de la de poner el votito en la urnita para elegir a Pinto o a Valdemoro, a Scilla o a Caribdis. Vale. Pero ha caído en una sociedad ancestral: la muerde. El divorcio será verdad cuando las mujeres sean consideradas como realmente iguales a los hombres, cuando la unión de una pareja no tenga bases ni continuidad económica (separación de bienes), cuando la justicia o el Estado intervengan lo menos posible. Cuando los celos desaparezcan. Hay hombres que se divorcian contentos, pero cuando su antigua mujer va con otro, la matan. No sé si se dan casos contrarios: tienen menos publicidad. El divorcio no disuelve, como promete: deja sin cubrir los flecos de la vivienda, los hijos, las pensiones. Y las deudas. Me dice Luis Zarraluqui, gran abogado de familia, que hoy en las separaciones es mas dificil repartir lo que se debe que lo que se tiene.Hay mujeres que no se divorcian porque el matrimonio es su medio de vida, porque no tienen oficio ni beneficio -la última asesinada era analfabeta total-, porque no van a encontrar ya trabajo. Ni compañero. El marido sabe cuál es su dominio, y cuál el obstáculo que cree que ella es para su vida: la maltrata. Muchas personas ven a su pareja culpable del fracaso de la vida: golpean o envenenan o aturden para vengarse del padre brutal, de la madre beata, del jefe híspido, de la ley bífida. De perder al mus, o al bingo; de la dieta de adelgazamiento, de las malas noticias. Los hombres creen que su esposa les ha privado "de la libertad": los dos, a veces, que la canalla, los hijos, les hacen imposible la vida. No sé qué vida. Les apalean. En Italia les bautizan como "indeseado" o "malvenido": para que toda la vida sepan ellos y los otros que han sido una maldición ("canalla", en italiano, es "canaglia", de can, perro; una multitud de perros).

Esto ocurre en una minoría: la mayor parte de españoles y españolas conviven con el matrimonio, la mayor parte no pega a nadie; y se divorcia sin daño. No creo que esta sociedad burguesa, que va por el mal camino -el conservador-, resuelva nunca los problemas conyugales y las diferencias sociales. Siempre he pensado que la solución es la pareja libre, el amor libre. Sin ser tampoco una minoría, hay una importante sección de españoles y españolas que lo practican.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_