El guiño de Jatamí
EL SÓLO hecho de la celebración de la cumbre islámica la semana pasada en Teherán ha constituido un triunfo para Irán y ha reforzado a su presidente reformista, Mohamed Jatamí. Tanto, que ayer éste lanzó un guiño a Washington apelando a un diálogo inminente con "el pueblo, americano", casi 19 años despúes de la ruptura entre ambos países. Es un gesto al que hay que dar oportunidad de traducirse en hechos, tras la paz de los embajadores sellada por Teherán hace tres semanas con la Unión Europea, por la cual los jefes de las representaciones diplomáticas de los Quince regresan a Irán.El triunfo de Jatamí en las elecciones de mayo despertó esperanzas dentro y fuera de Irán. Son éstas las que probablemente han contribuido al alto nivel de asistencia y representación en la reunión de 55 países de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), reflejo no sólo de un amplio deseo de no faltar a esa cita islámica, sino también de echarle un capote al sector moderado de Irán para reintegrar a este país a una vida internacional más normal y moderada, una reintegración que defendió el propio Jatamí en su discurso.
Éste aprovechó bien la reunión para reforzar su imagen de reformista y pragmático frente a la del líder espiritual, Alí Jamenei, confrontado a su vez a una guerra en el seno del clero iraní. Jatamí intenta impulsar una mayor apertura cultural y modernización de Irán, ahora que la revolución islámica parece haber pasado ya su Termidor. Aún puede, sin embargo, temerse una reacción del sector integrista más radical, todavía con una importante cuota de poder en sus manos.
Al aprobar la cumbre una declaración en contra de la proliferación nuclear, con un llamamiento a una zona libre de estas armas en Oriente Próximo (lo que incluye, naturalmente, a Israel, país en contra del cual no hay unanimidad en el mundo musulmán pese a la aparente condena de la OCI), Irán presenta una cara más aceptable para el mundo que Jatamí ha completado con su oferta de un diálogo con los americanos que pueda llevar a la "paz, seguridad y tranquilidad". Resulta significativo que la cumbre condenara el terrorismo, aunque la propuesta de una conferencia internacional, patrocinada por la ONU, para definir y solucionar ese problema pueda ser una cortina de humo. Pero es evidente que de Teherán sale un llamamiento a la tolerancia y al diálogo entre culturas que no debería caer en saco roto.
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